texto y dirección: Lucía Carballal.
una producción del Centro Dramático Nacional y Teatre Nacional de Catalunya.
con Miki Esparbé, Marina Fantini, Mona Martínez, Manuela Paso, Ana Polvorosa, Gon Ramos, Alba Fernández Vargas / Vera Fernández Vargas y Asier Heras Toledano / Sergio Marañón Raigal.
2 de marzo de 2025. Teatro Valle-Inclán (Sala Grande), Madrid. 105' aprox.
domingo, 2 de marzo de 2025
Los nuestros
sábado, 13 de abril de 2024
Vania x Vania (versión 1)
una producción de Teatro Español y Teatro Kamikaze.
con Javier Cámara, Juan Codina, Israel Elejalde, Marta Nieto, Manuela Paso y Marina Salas.
13 de marzo de 2024. Teatro Jovellanos, Gijón. 115’ aprox.
El jueves tenía clase en la facultad y no llegaba a tiempo para ver en Avilés la versión 1 del Tío Vania remoniano, cuya segunda versión vi ayer en el Niemeyer. Los amigos me decían que había acertado con el orden. Que la versión más esencial y memorable era esta, y seguramente tenían razón. De todas formas, en la reseña de ayer ya anticipaba que lo de versión 1 y versión 2 quizá no debiera interpretarse como orden temporal, sino como concepto espacial. La de hoy es una versión radicalmente monista. Con un solo espacio prácticamente vacío (solo seis sillas, la de Marina Salas, de ruedas) seis intérpretes soberbios van haciendo crecer en nuestra mente la historia de Chèjov. Siempre presentes en el escenario (o tras el decorado de la versión 2), con solo adelantar o cambiar la posición de sus sillas, van trenzando los diálogos y las escenas de El Tío Vania como si estuviéramos asistiendo a las últimas lecturas de mesa antes de los ensayos. Es teatro tan abstracto como nítido. Casi más Chéjov que Remón. De este son el ritmo y cierta naturalidad actualizada que se radicaliza en la versión 2. La semana pasada Andrea Jiménez estrenó en el Palacio Valdés algo tan innovador como Casting Lear, una obra en la que cada día cambia el actor protagonista. En este caso he sido yo el que, como espectador, he innovado cambiado el orden de la propuesta de Pablo Remón. Y debo decir que quizá mis amigos tenían razón. Que pudiera ser mejor ver antes al Chejóv remoniano y desdoblado de la versión 2 y después al Tío Vania esencial y destilado de esta versión tan monista. Incluso creo que en Asturias, y en la gira, hemos sido más afortunados que en Madrid. Sea cuál sea el orden de estos dos Vanias, me parece más grato y nutritivo degustar esta magnífica propuesta en dos días sucesivos que en la sesión (casi) continua de Madrid. Son ventajas de vivir en la verdadera centralidad: la de la periferia.
viernes, 12 de abril de 2024
Vania x Vania (versión 2)
texto y dirección: Pablo Remón.
una producción de Teatro Español y Teatro Kamikaze.
con Javier Cámara, Juan Codina, Israel Elejalde, Marta Nieto, Manuela Paso y Laura Galán.
12 de marzo de 2024. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés. 120’ aprox.
A la izquierda el exterior de una casa de campo rusa de hace más de cien años. A la derecha el de otra casa en un pueblo castellano de hoy. El tío de la izquierda es Vania. El de la derecha es Iván. A la izquierda hay más Chèjov y menos Remón. A la derecha sigue siendo El tío Vania, pero también resuenan los ambientes y lenguajes de obras anteriores, especialmente Los Mariachis (y hasta el acento de Luis Bermejo). Ayer no pude ver la versión 1 (la veré mañana en Gijón), pero creo que lo de versión 2 pudiera no ser ordinal, sino, más bien, espacial. Pablo Remón ha querido hacer con Chéjov algo parecido a lo que hizo con Lorca en Doña Rosita anotada. Allí el presente (su presente en primera persona) se intercalaba con el tiempo de la obra. Aquí ha querido que sea ese espacio doble el que represente los dos tiempos que ya albergaba tácitamente el texto de Chèjov. Aquellos rusos rurales con problemas existenciales aludían a un futuro remoto que es nuestro presente y Remón hace dialogar esos dos tiempos con solo dividir el escenario. Pero esta versión de El tío Vania no es compartimentada ni intercalada. Los personajes pasan de un espacio a otro (y de un tiempo a otro) sin que se adviertan más cambios que las anécdotas y los lenguajes. Así, Pablo Remón confirma la intemporalidad de Chèjov. Y no solo porque su obra anticipara temas como la conservación de la naturaleza o la necesidad del cuidado, sino porque lo esencial de todas las vidas es lo que se muestra y se oculta en su cotidianidad. Javier Cámara está perfecto en los dos tonos de sus Vanias. Como también lo está Israel Elejalde interpretando con su fuerza habitual a ese médico desencantado y enamorado. O Juan Codina, intensísimo en el papel de ese escritor patético. Y, por supuesto, también Marta Nieto con el personaje de esa Elena, tan guapa, indolente y lucida, que encandila al Tío Vania y al médico; Manuela Paso, encarnando a esa Marina que destila la sensatez propia de los afanes domésticos; y Laura Galán (que ya estaba superlativa protagonizando Cerdita) y que aquí ha hecho un trabajo magnífico sustituyendo a Marina Salas (lesionada) en el papel de Sonia. Así que mañana, y con muchas ganas, me espera más Tío Vania en Gijón.
domingo, 19 de febrero de 2023
Los pálidos
Escrita y dirigida por Lucía Carballal
Una producción del Centro Dramático Nacional.
con Israel Elejalde, Miki Esparbé, Natalia Huarte, Manuela Paso y Alba Planas.
19 de febrero de 2023. Teatro Valle-Inclán (sala Francisco Nieva), Madrid. 95’ aprox.
A la calidad como autora que había demostrado en Una vida americana, La resistencia o La actriz y la incertidumbre, Lucía Carballal une ahora un trabajo excelente como directora de esta espléndida obra en la que se combinan historias sentimentales, conflictos generacionales, perspectivas de género, confrontaciones ideológicas y una aguda reflexión con muchas capas sobre la escritura y la ficción en estos tiempos enredados. En Los pálidos hay también idas y vueltas sobre las relaciones de poder entre las edades y los sexos dentro y fuera de los entornos profesionales. Lucía Carballal entra a fondo en esos temas con un magnífico juego de espejos que neutraliza los lugares comunes a fuerza de confrontarlos con la manera en que son percibidos por sus contrarios. Eso provoca sonrisas en muchos momentos porque lo que se dicen (y nos dicen) los personajes es también lo que se dice (y nos decimos) fuera del teatro. Pero con la diferencia de que Los pálidos nos propone una reflexión nada superficial sobre las cuestiones de género. Lucía Carballal consigue además superar por igual lo políticamente correcto y las letanías contra ello. En Los pálidos no hay, por tanto, neutralidad aséptica ni militancia obvia. Hay, más bien, mucho compromiso ético y estético con cosas tan importantes como la creación de las historias y la reflexión sobre las vidas. Sobre lo primero el trabajo de Lucía Carballal tiene cierto parentesco con el de Pablo Remón. De hecho, Los pálidos podría componer un hermoso díptico con El tratamiento. Y sobre lo segundo, lo que aquí se muestra tiene la fuerza de las interacciones bilaterales entre los personajes que Pascal Rambert propone en obras como La Clausura del amor o Ensayo. En ellas Israel Elejalde también participaba en duelos arquetípicos desde una masculinidad cuestionada. Algo que hace como nadie porque sabe llevar al límite los desafíos emocionales.
viernes, 14 de mayo de 2021
El hombre almohada
de Martin MacDonagh. Versión y dirección: David Serrano.
Una producción de Producciones Teatrales Contemporáneas.
con Belén Cuesta, Ricardo Gómez, Juan Codina y Manuela Paso.
14 de mayo de 2021. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 150’ aprox (con descanso). Estreno absoluto.
El cuento de los cuentos. Una historia sobre la escritura, la culpa y la redención. Hay niños que protagonizan historias terribles. Todas simplísimas y hondísimas. Como si fueran haikus poéticos cargados de dramatismo. El hombre almohada es el título de la obra y de uno de ellos. Seguramente el metacuento, el que explica, resume y orienta el sentido de los demás. Y quizá también el que expresa la desazón existencial que ha podido llevar a Martin MacDonagh a escribir una historia como esta, a David Serrano a ponerla en escena para que nosotros la contemplemos con tanta emoción en estas dos horas y media de teatro superlativo. Un texto que en nuestra cabeza se convierte en una grandiosa novela trufada de microrrelatos de alto calado y máxima simplicidad. Una puesta en escena brillantísima y de gran sencillez en ese espacio oscuro y opresivo al que la abertura en el techo y el plástico en el suelo hacen temer cosas terribles. Y unas interpretaciones ajustadísimas y rotundas a cargo de cuatro intérpretes que no parecen estar en la noche del estreno sino en la emocionante última función de una obra que hubiera tenido un largo recorrido y muchísimo éxito (el que seguramente tendrá). Por si todo esto fuera poco, se nos regalan momentos visualmente maravillosos con máscaras y figuras que, al comienzo de la segunda parte, hacen que uno sienta el deseo de levantarse de la butaca, parar la obra y aplaudir desaforadamente. El hombre almohada es alta literatura escénica. Nada que deba sorprendernos tratándose de Martin MacDonagh, el director de la magnífica Tres anuncios en las afueras (protagonizada por Frances McDormand, ahora más que consagrada con Nomadland) y de quien vi hace ocho años, en los añorados cines Marta, Siete psicópatas, otra película singularísima también con varias capas y no poca truculencia. Estoy seguro de que la versión de David Serrano de El hombre almohada hace aún más perturbadora la propuesta de MacDonagh con decisiones tan acertadas como limitar la trama a cuatro personajes y encargarla a intérpretes tan adecuados como Belén Cuesta, Ricardo Gómez, Juan Codina y Manuela Paso que hacen aquí unos trabajos que darán mucho que hablar. Así que ha sido otra noche de grandísimo teatro en el Palacio Valdés.
viernes, 10 de julio de 2020
La incertidumbre (La pira 3)
- El autor y la incertidumbre de Pablo Remón. Con Ernesto Arias, Javier Ballesteros y Francesco Carril.
jueves, 2 de abril de 2020
La función por hacer
2 de abril de 2020. Teatro Español, Madrid (virtual). 90’ aprox.
viernes, 27 de diciembre de 2019
Doña Rosita, anotada
con Fernanda Orazi, Francesco Carril, Manuela Paso.
27 de diciembre de 2019. Teatros del Canal (sala negra), Madrid. 90’ aprox.
12 de junio de 2021. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés, 90’ aprox.
viernes, 18 de octubre de 2013
Misántropo
18 de octubre de 2013. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 105’ aprox. Estreno absoluto
Tercer estreno seguido en el inicio de esta temporada teatral de Avilés. El más aplaudido por el público. La escenografía lo merece. También la dirección de unos actores que nos hacen sentir en los aledaños de una fiesta de esas gentes a las que hasta hace poco llamábamos yuppies. Un buen lugar para trasladar la mirada de Molière. Pero también arriesgado. Este Misántropo es la historia de un Sócrates desesperado que, en medio tantos sofistas, acaba perdiendo su amor platónico. Una tragedia cómica. O una comedia trágica. Cuando se sitúa entre ambas funciona muy bien. Pero no cuando escora hacia esa comicidad que tanto agrada al público más ingenuo. Ni cuando la deuda con Molière obliga al autor a subrayar el sufrimiento del personaje central. Su egocentrismo dramático se hace cansino. Lo que le pasa a este Alcestes en este callejón sin salida me recuerda a lo que sienten “los del palo” en medio de las fiestas. Javier Cercas ha hablado así de su propia adolescencia en su pueblo extremeño. Mientras los demás bailaban y disfrutaban, ellos los observaban apoyados en el palo. Con demasiado tiempo para pensar. Y para sufrir. La función por hacer, Veraneantes o La violación de Lucrecia (lamento no haber visto De ratones y hombres) demuestran que Miguel de Arco es un autor y un director excepcional. Pero Deseo o la aclamada Juicio a una zorra no me han sorprendido tanto. Tampoco este Misántropo que tiene excelentes momentos, pero también otros mejorables. Justamente aquellos en los que Miguel del Arco es menos fiel a si mismo y más a Molière. O a ese público que aplaude fuerte cuando se le hace reír sintiendo que la hipocresía está en los demás. ¿Seré algo misántropo?