texto y dirección: Lucía Carballal.
una producción del Centro Dramático Nacional y Teatre Nacional de Catalunya.
con Miki Esparbé, Marina Fantini, Mona Martínez, Manuela Paso, Ana Polvorosa, Gon Ramos, Alba Fernández Vargas / Vera Fernández Vargas y Asier Heras Toledano / Sergio Marañón Raigal.
2 de marzo de 2025. Teatro Valle-Inclán (Sala Grande), Madrid. 105' aprox.
La madre de Reina ha muerto. Ella era una sefardí que regresó de Marruecos y al pasar por Granada fue a la tumba de los Reyes Católicos para decirles "hemos vuelto". Reina ha reunido a la familia para pasar juntos el Avelut, el duelo de siete días para el que consigue reunir a su hijo Pablo y su pareja que viven en Londres, a su hermana Esther con sus hijos y a Tamar, una prima que ha vivido en Israel. Serán jornadas de reencuentros y desencuentros que dan mucho que pensar sobre las tradiciones. Y también sobre las grietas familiares.
Entiendo lo que pretende Reina tratando de unir por unos días a esa familia y queriendo mantener vivo un legado de más de quinientos años. Las familias no son siempre cielos que nos elevan, pero todos quisiéramos sentirlas, al menos, como un suelo protector. De eso va, en cierto modo, esta obra que enfrenta el reto imposible de hilvanar los conflictos generacionales en pos de la libertad con los anhelos de mantener tradiciones insondables. En esto, Denisse Despeyroux acierta mucho más en Misericordia al tomarse con ironía los ritos judíos y trenzar de forma conmovedora los recuerdos infantiles, el exilio uruguayo y las cuitas de los teatreros. Creo que esta vez Lucía Carballal no ha alcanzado el tono cautivador que tenían otras obras suyas como Una vida americana, La resistencia o Los pálidos. En todo caso, la puesta en escena sorprende con ese gran espacio vacío, con frontón de objetos cotidianos, en torno al cual nos situamos los espectadores. Y, por supuesto, están muy bien los intérpretes, incluidos esos prodigiosos niños bailarines que nos maravillan en su momento musical.