de Pablo Remón. Versión libre de Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores, de Federico García Lorca. Dirección: Pablo Remón.
Producción: Buxman Producciones y La_Abducción.
con Fernanda Orazi, Francesco Carril, Manuela Paso.
con Fernanda Orazi, Francesco Carril, Manuela Paso.
27 de diciembre de 2019. Teatros del Canal (sala negra), Madrid. 90’ aprox.
12 de junio de 2021. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés, 90’ aprox.
Al director le han encargado una obra inspirada en Doña Rosita la soltera y nos cuenta el proceso. Primero dijo que no, pero su mujer, que es filóloga, le animaba a aceptar la propuesta. Así que cuando oyó hablar a unos jóvenes en un Starbucks y escuchó luego las voces de sus tías solteras que están muertas desde hace años pensó que lo que Lorca había hecho era una obra tierna sobre una mujer pretérita pero también una reflexión magnífica sobre el paso del tiempo. Y eso a él sí que le interesaba. Finalmente se ha animado a montar esta obra con dos actrices que ahora están con él en el escenario para interpretar, solo entre ellos tres, todos los personajes de esta Doña Rosita actualizada. Como si fueran los notas a pie del texto, él nos va explicando lo que hacen y también por qué lo hacen.
En ese libro magnífico que es De la mano de Federico, Lluís Pascual dice que para él Lorca es como su hermano. Y viendo lo bien que ha tratado sus textos desde los tiempos de El Público (¡ya han pasado más de treinta años!) hasta este último Romancero gitano a cargo de esa otra hermana del poeta que es Nuria Espert, no cabe duda de que Federico estaría muy orgulloso de él. Como lo estaría también de este otro hermano más joven que le ha salido ahora. Pablo Remón ya nos tenía abducidos con su capacidad para combinar como nadie humor y poesía, evocaciones y tristezas, aspereza y ternura. Por eso no nos sorprende que sus anotaciones sobre Doña Rosita sean tan radicales y por ello mismo tan respetuosas con un texto que trata, como él ha sabido ver, sobre el paso del tiempo. Y también sobre esa esperanza que alienta la vida y que, como señala Lluís Pascual a propósito del estremecedor monólogo del tercer acto, describe mejor la relación entre ambas que el dicho popular de que mientras hay vida hay esperanza. Por eso Pablo Remón llena de esperanza esa escena en la que Rosa se encuentra con su amante motero en los años ochenta y decide mantener con el máximo respeto ese monólogo del tercer acto que siempre fue de Nuria Espert y que ahora también lo es de la gran Fernanda Orazi. Con ella, con Manuela Paso y con Francisco Carril, Pablo Remón ha compuesto una obra magnífica que se integra plenamente en su universo personal sin dejar de pertenecer al de Lorca. Del texto original se ha atrevido a cambiar muchas cosas (el Ama es Rumana, el primo es motero y la tía es la suya) y ha querido también hacer un juego metateatral incluyendo su propia labor como traductor (en el sentido del que habla Juan Mayorga sobre las versiones de los clásicos) en ese trasunto suyo que es también Francisco Carril cuando no le toca hacer de su tía mientras Fernanda Orazi hace de Rosita. Pablo Remón y sus tres maravillosos secuaces han hecho un gran favor a Lorca y a Doña Rosita. Los han liberado de las veneraciones forenses de eruditos y anotadores para reivindicar de nuevo la frescura, la hondura y la ternura de un texto con un nombre diminutivo y un calado mayúsculo.