viernes, 13 de octubre de 2017

3 hermanas

de Antón Chéjov. Adaptación y dirección: Raúl Tejón.
producción: Mano a Mano
con Ana Fernández, Raquel Pérez, Marina San José, Fernando albizu, Emilio Baule, Carles Francino, David González, Sabrina Praga, Chema Trujillo y Antonio Vico.

13 de octubre de 2017. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 125’ aprox. Estreno absoluto.

Olga, Masha e Irina sueñan con volver a vivir en Moscú. Ya ha pasado un año desde la muerte de su padre y la vida va pasando tristemente para las tres. También para Andrés, el hermano casado con una mujer con la que ellas no congenian. La presencia de unos soldados en el pueblo aporta novedades a unas vidas que seguirán siendo muy conscientes de su deriva cuando ellos se vayan.

Trabajo, familia, futuro, cultura, amor, filosofía, sueños, angustia, tiempo... Chéjov. 3 hermanas habla de cómo pasa la vida. La de esa familia con tres mujeres tristes y la de un país que intuye un futuro en el que todo cambiará para que todo siga igual. Son diez personajes que se mueven como espectros en un espacio oscuro bajo quince bombillas cálidas. Casi siempre están todos en el escenario. A veces de espaldas. Con protagonismos intermitentes en una puesta en escena que acertadamente renuncia a cualquier ambientación que ancle en un tiempo o un espacio esta historia rusa tan intemporal. 3 hermanas está a un paso del teatro del absurdo y a medio de un singular existencialismo costumbrista. Ese es el tono de una obra que Raúl Tejón ha sabido actualizar levemente en el texto y más radicalmente en una puesta en escena muy sobria pero muy acertada. Ana Fernández, Raquel Pérez y Marina San José están muy bien en los papeles de esas hermanas que comparten desesperanza. Junto a ellas destaca especialmente Sabrina Praga encarnando (en argentino) a esa cuñada que primero es despreciada y luego se convierte en lideresa de ese hogar emocionalmente desvencijado. También están muy conjuntados los otros seis actores que aportan el contrapunto masculino en este universo femenino y desolado. Son tres hermanas con vidas extrañadas por motivos bien diferentes a los de aquellas dos hermanas, también dolientes, que conocimos en otro estupendo estreno hace solo una semana (sutilezas de una programación teatral que siempre nos depara sorpresas muy gratas). Un texto tan poco amable como el de Chéjov y una escenografía tan poco efectista como la de Raúl Tejón han sido, sin embargo, muy bien recibidos por un público que ha  aplaudido cálidamente en esta noche de estreno. Me alegro de que haya sido así.

sábado, 7 de octubre de 2017

Hermanas

de Leticia Sánchez Ruiz. Puesta en escena: El Callejón del Gato.
producción: El Callejón del Gato
con Ana Eva Guerra y Borja Roces.

7 de octubre de 2017. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 60’ aprox. Ciclo "Hecho en Asturias". Estreno absoluto.

El 18 de julio de 1936 la hermana menor iba a estrenar un vestido amarillo para la fiesta. Pero no la hubo. La hermana mayor nos lo cuenta. También todo lo que tuvo que pasar desde entonces y lo fácil que fue siempre la vida para la otra. Al final, también escucharemos su relato. Y entenderemos por qué siempre que recuerda la guerra comienza hablando de aquel vestido amarillo.

La presencia y gestualidad de Ana Eva Guerra es rotunda e impecable. Con el naturalismo justo para encarnar con fidelidad el verbo y los ademanes de ese tipo de mujerona rural, consigue no caer en el efectismo costumbrista que podría haber convertido en caricatura los rasgos de ese personaje tan simple como carismático. De hecho, siendo una historia asturiana, la obra se podría representar en cualquier lugar de España y el público reconocería a esa mujer como alguien bien cercano. El texto está magníficamente estructurado con esos dos momentos asimétricos que hacen que el relato de la hermana  mayor quede magníficamente cerrado con el torrencial y catártico discurso-réplica del final. Bien escrito y con una dosificación perfecta de la información, Hermanas me hace pensar en otro texto teatral tan impresionante y conmovedor sobre el mismo tema como Los niños perdidos de Laila Ripoll. Aunque realmente es un monólogo en el que Ana Eva Guerra demuestra un dominio total del gesto y la palabra, también hay que resaltar la presencia de un Borja Roces silente en el papel de ese curioso contrapunto masculino que, en cierto modo, me ha recordado también la estupenda puesta en escena de Sensible que, en este mismo escenario, interpretaron Kiti Mánver y Chevi Muraday hace un par de semanas. Así que ha sido una noche muy grata la de este estreno que demuestra, una vez más, buena la salud, la tenacidad y la calidad del teatro que se hace aquí.

viernes, 6 de octubre de 2017

En tierra

de George Brant. Dirección: Sigfrid Monleón e Isabelle Stoffel.
Producción: Recycled Illusions
interpretación, versión y traducción: Isabelle Stoffel.
 
6 de octubre de 2017. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 105’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer. Estreno absoluto.


Ella es piloto de cazas y disfruta lo indecible en sus misiones de ataque rodeada por el inmenso azul. Su felicidad es completa cuando encuentra al hombre que comprende su pasión. Con él tendrá una hija que por un tiempo la alejará de su trabajo. Cuando regresa seguirá matando enemigos en desiertos lejanos. Pero lo hará desde tierra, en un contenedor en el que controla los drones que vigilan y atacan objetivos a miles de kilómetros de Nevada. Ahora su azul es gris y cada día le resulta más difícil regresar a casa.

Ella es Isabelle Stofell y hoy estrena en nuestro off esta magnífica obra que traduce, versiona y codirige con Sigfrid Monleón. Hace cuatro años ya estuvo aquí con La rendición, otro espléndido monólogo, también dirigido por Monleón, que fue la segunda obra que se representó en esta sala. En tierra trata el mismo tema que Espías desde el cielo, la trepidande película de Gavin Hood que estaba llena de tensiones y dilemas morales. George Brant se concentra en las emociones de esta piloto apasionada que terminará desquiciada por sus conflictos éticos. Con una fuerza interpretativa impresionante y una variedad de registros increíble, María Stoffel nos hace sentir el vértigo de acompañarla desde la cabina de ese caza en el que tanto disfrutaba rodeada de su azul hasta ese contenedor en el que descubre que sus grises hazañas se ven de otro modo cuando tiene a los suyos tan cerca. La Iliada no habría sido igual si los contendientes de la guerra de Troya durmieran cada noche en su hogar. Nos lo dice ella misma en un momento de esta obra hiperrealista que también es evocación poética de sentimientos al límite. Anne Hathaway ha tenido un gran éxito con este texto que pronto tendrá también versiones cinematográfica y operística. Pero será difícil que resulten más conmovedoras que esta obra tan bien concebida y tan magníficamente interpretada por Isabelle Stoffel.