sábado, 30 de marzo de 2019

Speakeasy

coreógrafo y director de escena: Régis Truchy. Música: Chines Man.
una producción de The Rat Pack.
con Clara Huet, Ann-Katrin jornot, Guillaume Juncar, Andrea Catozzi, Xavier Labavre y Vincent Maggioni.

30 de marzo de 2019. Centro Niemeyer, Avilés. 75’ aprox.

Cuatro hombres y dos mujeres en un garito nocturno. Por su presencia y sus gestos parecen personajes arquetípicos de las películas de gánsteres en blanco y negro. Pero sus movimientos son más bien los de unos acróbatas circenses.

De hecho, yo diría que lo son. La compañía francesa The Rat Pack creo que tiene más que ver con el circo que con el teatro. Es verdad que a la impresionante pericia de sus movimientos acrobáticos unen una gestualidad y una compenetración expresiva extraordinaria. Pero Speakeasy me parece más una muestra de virtuosismo coreográfico que una verdadera obra de teatro.

viernes, 29 de marzo de 2019

Rojo

de John Logan. Dirección: Juan Echanove. 
Una coproducción del Teatro Español, La LLave Maestra Pruducciones Artísticas y Traspasos Kultur
con Juan Echanove y Ricardo Gómez.

29 de marzo de 2019. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 80’ aprox.

Mark Rothko en el taller en que trabaja. Durante un tiempo tiene un joven ayudante. Con él habla de pintura, de pintores y de arte. De los afanes y obsesiones de un artista que se sabe heredero de una tradición sublime y que quiere controlar el destino de su obra. Por eso se retractará del encargo de que sus obras decoren las paredes del Four Seasons de Nueva York.

Rojo compondría un estupendo díptico con Arte, la magnífica obra de Yasmina Reza en la que tres amigos discutían sobre el valor de un cuadro blanco. En aquella obra se hablaba sobre arte, pero lo central era el juicio del público y las distintas formas de entender la amistad. En esta se nos presenta un diálogo intergeneracional entre un maestro y un aprendiz, pero lo central es el arte y el diálogo callado entre las generaciones de artistas. La de Rothko se debate aún entre el arte por el arte y el arte reducido a su valor de uso (para decorar las vidas de los ricos) y al valor de cambio (para enriquecer a galeristas y marchantes). De eso trata esta obra en la que el color no es solo parte del decorado y motivo para el título, sino tema de reflexión y confrontación entre dos personajes que encarnan a la vez dos generaciones y dos momentos distantes en la vida de un artista. El de Rothko que borda Juan Echanove es poderoso y soberbio (en los dos sentidos del término). El de su ayudante que interpreta Ricardo Gómez le da una réplica impecable para lucimiento del pintor y del actor. John Logan mantiene el diálogo en un registro muy enfático para que el público sepa que se está hablando de una cosa tan seria como el arte. O que así lo entendía Rothko. Lo cierto es que Rojo atrapa todo el tiempo. Por lo que se dice en esos diálogos sobre el color, la luz y la pintura. Por lo que hacen estos personajes a los que vemos trabajar en el taller. Y por lo bien que los encarnan estos dos actores que fueron tío y sobrino en una serie y que aquí se entienden tan bien.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Playoff

texto: Marta Buchaca. Dirección: José Luis Arellano García.
producción: La Joven Compañía.
con Raquel Arroyo, Cristina Bertol, Neus Cortès, Ana Escriu, Yolanda Fernández, Cris Gallego, Helena Lanza, Laura Montesinos, María Romero, María Valero y Cristina Varona.

27 de marzo de 2019. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 90’ aprox.


Siete jugadoras de fútbol. Las vemos en el campo durante un partido fundamental y también en el vestuario hablando de sus cosas. Cosas de mujeres que se dan cuenta de lo mucho que sufren por su género mientras participan en el deporte más machista. Varias de ellas son felices con amores homosexuales que serían impensables si se tratara de jugadores de fútbol masculino, ese espectáculo homófobo y obsesivo que tiene abducida a tanta gente.

Por tercer año consecutivo se organizan en el Palacio Valdés sesiones matinales de teatro para escolares en esta estupenda iniciativa municipal llamada Aulas a Escena. Y por tercer año viene a Avilés La joven compañía, ese proyecto madrileño que con tanta ambición e intensidad demuestra el buen hacer de tantos intérpretes jóvenes en montajes de mucha calidad. Nosotros nos hemos comprometido con este proyecto avilesino  desde el principio y a la función de hoy hemos traído a unos doscientos alumnos de doce y trece años a los que la obra no ha defraudado. Al contrario, a muchos de ellos les ha impresionado la naturalidad con que se dicen y se hacen algunas cosas en el escenario. Ritmo trepidante, texto acelerado y puesta en escena bien pensada son los mimbres perfectos para cautivar a un público juvenil con una historia que también podría gustar a buena parte del público adulto. Es verdad que hay demasiadas historias en esta historia y que el aparente compromiso con la verosimilitud en el lenguaje no es coherente con la cantidad de elementos que casi saturan una obra se desarrolla prácticamente en tiempo real. Pero son pequeñas pegas que le pone el espectador curtido, no quien valora por encima de todo lo importancia de que los jóvenes llenen nuestro precioso teatro, disfruten y se impresionen por lo que pasa en el escenario y, tras la función, hagan mil preguntas a esas jóvenes actrices que han estado tan estupendas. Así que ha sido una magnífica manera de celebrar que hoy es el día mundial del teatro.

lunes, 18 de marzo de 2019

Una habitación propia

de Virginia Woolf. Versión para la escena y dirección: María Ruiz.
producción: Clara Sanchís.
con Clara Sanchís.

16 de marzo de 2019. Teatro Jovellanos, Gijón. 85’ aprox.

Virginia Woolf nos dará una conferencia. Pero no se quedará sentada, ni tampoco hablará desde un atril. Se moverá libremente por el escenario y a veces tocará el piano. Y durante casi hora y media nos hablará con la pasión propia de quien sabe que las mujeres necesitan dos cosas para ser libres: dinero para no depender de nadie y una habitación propia para crear.

Tenía pendiente leer este ensayo imprescindible de Virginia Woolf. Tras los magníficos libros de Remedios Zafra (Una habitación propia conectada, (h)adas, El entusiasmo y Ojos y Capital) sabía que Una habitación propia era una referencia fundamental. Así que le debo a esta obra la urgencia de ir a Clarín para comprarme la bonita edición de Austral Singular y leer con avidez el libro antes de ir al Jovellanos esta tarde. Una habitación propia no es solo un extraordinario ensayo feminista. Es una lección inigualable sobre literatura y pensamiento. Una reflexión diáfana y profunda que trata a la vez de la escritura, la lectura y la crítica. Es un texto imprescindible de, sobre y para mujeres. Pero también es una lectura inexcusable (mea culpa por haber esperado tanto) para hombres y, como ella misma dice, para los infinitos sexos que aún harían más perfecta la diversidad humana. Así que, ante un ensayo de este calibre, el reto de llevarlo al teatro es descomunal. Sobre todo porque lo que se supone que espera el espectador es principalmente un discurso feminista accesible. Sin embargo, lo que ofrece Virginia Woolf es mucho más. Por eso, aunque nada tengo que reprochar al trabajo de Clara Sanchís, me parece que el tono que se le da al personaje al escenificar con cierto detalle el primer capítulo hace que el soliloquio de alto calado reflexivo que contiene el resto del libro quede bastante mermado en una obra en la que las referencias literarias se reducen a Shakespeare y en la que el centro de gravedad del discurso se queda en los pasajes más accesibles y reivindicativos. Así que no me ha extrañado el escaso interés del coloquio, lleno de tópicos, que siguió a la obra. Solo las intervenciones de Clara Sanchís y las preguntas de las alumnas de la ESAD resultaron interesantes. Pero, se vaya a ver o no esta obra, lo que recomiendo es leer (o releer) cuanto antes Una habitación propia de Virginia Woolf. Asombrará a quien, como me pasaba a mi, aún tenga pendiente esa lectura. Y dará mucho que pensar de nuevo a quienes lo hayan leído hace tiempo.

viernes, 15 de marzo de 2019

La gaviota

autor: Antón Chéjov. Dramaturgia y dirección: Etelvino Vázquez. 
producción: Teatro del Norte
con Cristina Lorenzo, Cristina Alonso, David González y Etelvino Vázquez.

15 de marzo de 2019. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 90’ aprox. Ciclo "Hecho en Asturias".

Encuentros estivales e invernales entre cuatro personajes cerca de un lago. Son una actriz famosa, su hijo que aspira a renovar el teatro, su amante que es un escritor de éxito y la novia del escritor joven que también quiere ser actriz y se enamora del escritor mayor. Son Irina, Konstantin, Trigorin y Nina. A los cuatro los une el teatro, el lago y esa gaviota a la que da muerte el joven Konstantin.

Etelvino ha reducido a cuatro personajes los trece del texto de Chéjov y, a decir verdad, la obra se resiente. Se pierde sobre todo la compleja simetría de los amores transitivos que son uno de los ejes de La gaviota. De hecho, se reformula significativamente el tramo final de la obra que en buena parte debería ser protagonizado por personajes que aquí no están. Con buen criterio, Etelvino no ha querido prescindir de la reflexión sobre la creación literaria y el teatro que, en cierto modo, es el corazón de la obra. Sin embargo, al trufar el texto de referencias a Hamlet le da más relevancia al personaje de Konstantin y eso desequilibra el conjunto. Sobre todo porque, aunque el personaje en parte lo pide, la intepretación de David González es excesivamente enfática y hace parecer que La gaviota se centra principalmente en ese drama personal cuando la obra de Chéjov es mucho más compleja. Por lo demás, aunque la puesta en escena es demasiado sobria me ha gustado la oportuna contención con que Etelvino interpreta su personaje y el buen hacer de Cristina Lorenzo (ya nos tiene acostumbrados) y de Cristina Alonso en los papeles de esas dos actrices que ven su profesión desde momentos vitales tan distintos. La propuesta de Etelvino tiene, además, otro problema: compite en mi memoria con la estupenda versión cinematográfica que dirigió Michael Mayer el año pasado. 

domingo, 10 de marzo de 2019

Los días de la nieve

Autor: Alberto Conejero. Director: Chema del Barco.
Producción: Compañía de Rosario Pardo.
con Rosario Pardo.
10 de marzo de 2019. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 65’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer


Una modista madura está rematando un vestido de color azul como el mar. Mientras lo termina le va contando cosas de otros tiempos a la mujer que se lo ha encargado. La modista es Josefina Manresa, la viuda de Miguel Hernández.

Ayer en El País Marcos Ordóñez ponía por las nubes a La geometría del trigo, la última obra de Alberto Conejero. Y esta mañana Pepa Fernández lo entrevistaba desde Jaen en Radio Nacional. Hablaron de esa obra, de su contribución a La comedia sin título de Lorca que dirigió hace poco Lluis Pascual y también de los Los días de la nieve, el estupendo monólogo en el que Rosario Pardo ha puesto voz, gesto y sentimiento a las palabras con las que Alberto Conejero evoca a Miguel Hernández desde los recuerdos de su viuda. Los días de la nieve cuenta con un tema, una atmósfera y un texto que me han hecho pensar en La voz dormida, la magnífica versión escénica de la novela de Dulce Chacón que vimos el año pasado en esta misma sala. El texto combina el calado poético pretendido con la sencillez de la oralidad posible de la viuda del poeta malogrado. Pero ese entretejimiento perfecto solo es posible por el impecable trabajo de Rosario Pardo en el que importan tanto sus ademanes y lo que hace con las telas como las palabras que le dice a ese otro personaje invisible que convierte este soliloquio en una confesión. Una excelente actriz para un texto notable de un autor en un gran momento. Buena combinación para explorar el legado de aquel poeta enamorado desde la voz despierta de su viuda. 

sábado, 2 de marzo de 2019

Suaves

Dramaturgia, dirección y espacio escénico: Gon Ramos.
con Esther Ortega y Carolina Yuste

2 de marzo de 2019. El Pavón Teatro Kamikaze (ambigú), Madrid. 80’ aprox.

Una madre y una hija aisladas del mundo. El padre es una ausencia de azúcar a la que ellas aluden con ansía y melancolía. Son dos seres desvalidos y conjugados que mantienen una relación casi animal de presión, protección, dulzura y ahogo.

La magnífica impresión de Un cuerpo en algún lugar nos hizo querer venir al ambigú del Pavón Kamikaze en este fin de semana madrileño para ver la última función de esta nueva obra de Gon Ramos. La atmósfera es íntima y recogida. La relación entre esa madre y esa hija tiene algo de animal pero también es radicalmente humana (sobre todo por el hiperrealismo de algunos de sus diálogos o más bien interacciones). Sin embargo, Suaves se queda en la abstracción de esa atmósfera, en el destilado de una relación que se pretende arquetípica pero que una vez formulada parece necesitar un mayor desarrollo. A la obra quizá le faltan hilos conductores para que el espectador pueda asirse y entender mejor sus claves. Y si no se pretende plantear un relato entonces quizá vendría bien multiplicar y modular los momentos de hondura poética (que los tiene) para que el conjunto resulte más cautivador. El magnífico recuerdo de Un cuerpo en algún lugar seguramente nos hacía esperar más de esta obra (y no era nada fácil mejorar lo logrado en aquella). En todo caso, habrá que estar atentos a los próximos trabajos de Gon Ramos, un autor de querencias existenciales capaz de crear atmósferas elusivas con intensidades notables.

viernes, 1 de marzo de 2019

Hermanas (Bárbara e Irene)

texto, dirección y espacio escénico: Pascal Rambert.
una producción de Diletante Producciones y Buxman Producciones para El Pavón Teatro Kamikaze.
con Irene Escolar y Bárbara Lennie.

1 de marzo de 2019. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 85’ aprox
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Irene viene al escenario en el que Bárbara va a dar una conferencia. Llega con una maleta y muchos reproches. Su hermana también los tiene para ella. Será una contienda radical y especular entre las dos.

Un escenario sin estructura. Preparado para un combate a cuerpo limpio entre dos mujeres bajo veinticuatro fluorescentes sobre un suelo blanco. Es un espacio indefinido como el de las contiendas de La Clausura del amor y Ensayo. Aquí son dos hermanas las que empuñan palabras y recuerdos. El teatro de Rambert es el del reproche que hiere porque va directo al cerebro desde las entrañas. O porque sale del cerebro para dañar las entrañas, tanto da. Es teatro que explora los límites de la oralidad. Por eso, aunque la lectura previa del texto conmueve y anticipa, lo que (se) dicen Bárbara e Irene va más allá de lo que se puede describir escribiendo. Rambert y ellas lo saben y aprovechan la hondura y la velocidad propia de la riña tras la muerte de una madre  para explorar los límites de la confrontación humana y de esa lengua hermana (que no materna) que Irene quiere atacar para destruir el mundo de Bárbara. La confrontación entre las hermanas será también la de la forma en que ellas recuerdan la relación con sus padres. Una pugna especular que tiene su contrapunto en esa síntesis portentosa que es la intensísima (y emotiva hasta la lágrima) intervención final en la que Irene integra sus palabras y las de su hermana a través de la voz de esa madre que, desde la lucidez amnésica, termina reclamando la noche. Dentro de muchos años podré decir que fui uno de los afortunados que vio a Bárbara Lennie y a Irene Escolar interpretando las Hermanas del gran Pascal Rambert.