viernes, 18 de marzo de 2022

Decadencia

de Steven Berkoff. Adaptación: Benjamín Prado. Dirección: Pedro Casablanc.
Producción: ES[OFF] - VANIA

con Maru Valdivieso y Pedro Casablanc.

18 de marzo de 2022. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 75’ aprox. Estreno absoluto.

Cuatro hedonistas viscerales emparejados de dos en dos. Por un lado, el depredador y su amante igualmente salvaje, y, por otro, su esposa que ha domesticado al suyo para dañarle. Los vemos siempre por separado. Tramando y ejecutanto formas de satisfacer sus deseos. Comiendo, bebiendo, fumando y sobre todo fornicando. Hablan y follan sin parar con un desprecio
compulsivo hacia los que no son de su especie. La de unas élites carroñeras de un mundo en decadencia.
 
Al fondo del escenario un inmenso espejo roñoso que refleja las posturas sin postureo de estos seres anencefálicos y en el que también nos intuimos nosotros mientras los contemplamos. Delante del espejo dos biombos verticales como estandartes metafóricos de lo vulvar y lo cipotudo, los motores vitales de unos seres que ejecutan compulsivamente sus rituales de apareamiento y destrucción. Hay también dos grandes chaise longes rojos en un espacio sin matices en el que la negrura y la estridencia configuran el hábitat natural de estos onanistas del cuerpo y la palabra. Steven Berkoff los retrató sin filtro en este animalario de las élites inglesas de los ochenta que a nosotros nos resulta bastante familiar. Y no solo por el parentesco entre nuestros pijos y los suyos, sino por lo valleinclanesco de la forma en que se nos presentan. Benjamín Prado sabe que adaptar es mucho más que traducir y que aquí era crucial tenerlo muy claro para que no se perdiera la más radical de las provocaciones que contiene esta obra que es la del lenguaje. Así, esa tenue versificación y esa radical frescura del texto, junto con el tono y el ritmo endiablado que Pedro Casablanc le ha dado, hacen que Decadencia sea una delicia que en esta noche de estreno le ha encantado hasta al público biempensante. Y es que momentos como el de la caza del zorro, la cena en el restaurante o la lección de los diez tragos son un prodigio de buen hacer escénico e interpretativo que, aunque les incomoden, les resultarían alucinantes incluso a nuestros depredadores ibéricos (si les diera por ir al teatro). Pero ni Steven Berkoff ni Benjamín Prado (ni siquiera Valle-Inclán) habrían conseguido que esta Decadencia fuera tan fulgurante si no la hubieran interpretado Maru Valdivieso y Pedro Casablanc. Para ella debe ser un lujo y un reto trabajar con él. Y para él también lo ha debido ser trabajar con ella en esta noche de estreno que seguramente preludia otras muchas de éxito. La velocidad y el distanciamiento del naturalismo con una gestualidad radicalizada son algunos de los muchos aciertos que tiene la obra. Y Maru Valdivieso ha sabido entenderlo magníficamente dándole a su(s) personajes un tono perversamente impecable. De Pedro Casablanc, que además dirige esta Decadencia, poco se puede decir que no sea superlativo. Hace dos meses nos deslumbró en Gijón con su Torquemada (como tantas otras veces con sus Filoctetes, Yo, Feuerbach Los cuentos de la peste, Ruz-Barcenas, Hacia la alegría...) Esta noche hemos tenido la suerte de asistir al estreno en el Palacio Valdés de este nuevo recital interpretativo en clave cabaretera. En un modo menos trágico que en otras obras, caricaturiza a un personaje deleznable al que le pasa justo lo contrario de lo que se puede decir de él. Como ese tipo hay muchos en Inglaterra y en España pero actores como Casablanc hay muy pocos en los dos países.