Dirección: Gustavo Tarrío. Guión: Marcos Krivocapich, Gustavo Tarrío.
una producción de Timbre4.
con Florencia Arci, Alejandra Arostegui, Lucía Corral, María del Rosario Costa, Natalia Garuti, Sayi Lavagna, Matias Milanese, Pamela Perez Adomaitis, Mariela Ponsetti, Mariano Rios, Magui Rossi, Stefano Sanguinetti, Agustina Sanz, Luciana Saporiti, Andres Savary, Mariana Tedesco, Jorge Vilar.
con Florencia Arci, Alejandra Arostegui, Lucía Corral, María del Rosario Costa, Natalia Garuti, Sayi Lavagna, Matias Milanese, Pamela Perez Adomaitis, Mariela Ponsetti, Mariano Rios, Magui Rossi, Stefano Sanguinetti, Agustina Sanz, Luciana Saporiti, Andres Savary, Mariana Tedesco, Jorge Vilar.
28 de abril de 2020. Timbre4, Buenos Aires (virtual). 60’ aprox.
Teoría y práctica de lo protocolar. Desde las instrucciones preambulares sobre apagar los móviles y (no) desenvolver caramelos hasta las ceremonias escolares cuando viene la autoridad. Intervenciones sincopadas y agilísimas que ejemplifican y reflexionan sobre la construcción (y deconstrucción) del nosotros (y el nosotras).
Dieciséis sillas esperan a que se sienten doce actrices y cuatro actores que durante una hora nos ofrecen un prodigio originalísimo muy difícil de describir. En el primer tramo intervienen frontalmente impugnando, apostillando, rectificando y objetando con una lógica entre judicial y metalingüística. Hay mucha hondura en esta coreografía de las palabras que no da tregua a la inteligencia y que derrocha buen hacer interpretativo en modo coral. Protocolar es teatro extraordinario que, con un dispositivo simple y perfecto pero muy exigente para los intérpretes, no solo cautiva por la finura y la originalidad de lo que hacen, sino que nos ofrece un buen ramillete de reflexiones sobre el lenguaje y sobre la condición humana (valga la redundancia) trufadas de ironías y divertimentos tan radicalmente locales como incontestablemente universales. Una grandísima joya (otra más) que podemos disfrutar en casa gracias a este Timbre 4 generoso que, por solo lo que uno quiera dejar en su gorra virtual, está haciendo que esta cuarentena nos esté resultando teatralmente mucho más llevadera de lo que podríamos esperar. Qué ganas de volver allí. Y qué ganas también de poder ver alguna vez a artistas como estos trayendo a España obras tan originales, inteligentes y magníficas como Protocolar.