de Juan Ayala.
Producción: Annie Pui Ling Lok y Juan Ayala.con Jesús Barranco, Juan Ayala y Paula Rodríguez.
30 de abril de 2020. Teatro de la Abadía (teatro confinado), Madrid (virtual). 35’ aprox.
Somos el intérprete y el espectador de esta obra hiperconfinada que es una reflexión distópica desde el propio espacio en que nos encontramos. Voces en la cabeza nos van diciendo lo que el intérprete piensa y hace. Y nosotros lo hacemos y lo pensamos. A solas. En el teatro más solipsista del mundo: ese en que el actor y el espectador se funden.
Como en todas las demás obras de esta magnífica iniciativa que es este teatro confinado que organiza el Teatro de La Abadía, al principio somos recibidos en Zoom pero la propuesta transcurre en Telegram. Antes se nos ha indicado que solo necesitamos un cuerpo, un móvil, un papel para escribir, un espejo, una ventana y una puerta. La obra la haremos nosotros mismos que seremos a la vez el espectador y el intérprete (qué magnífica palabra en español precisamente en esta obra que es doblemente reflexiva) en esta distopía que lleva al límite sentimientos y pensamientos que nos son ahora menos ajenos que nunca. El sonido y las voces son impecables en ese audio que nos va guiando durante media hora en esta experiencia (auto)teatral. Me ha gustado especialmente el momento en que el intérprete y el espectador se desdoblan (nos desdoblamos) en la ventana. Y me parece un acierto la mutación de la voz que en el tramo final se convierte en femenina y hace que esta reflexión distópica se vaya convirtiendo en una alegre utopía. Algo especialmente oportuno en estas vísperas del final de esta vida confinada que llevamos desde hace siete semanas.