RUN [jamás caer vivos]

Dirección y dramaturgia: José Padilla.

Producción: La Zona Teatro, Teatros del Canal y Teatro Inversión Desarrollo e Investigación (TIDI).
con Pablo Béjar, David Castillo, Zaira Montes, Silvia de Pé, Almudena Puyo y Lucía Trentini.

26 de mayo de 2023. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés. 110’ aprox.

Shanghai, China, NBA, Baloncesto, un crimen, Rusia, Estados Unidos, capitalismo paroxístico, boxeo, algunas mujeres (pocas), Supercopa, Arabia Saudí, LaLiga, mafia macho, globalización, Catar,  Mundial, fútbol y corrupción (valga la redundancia)

Una lección de historia reciente en cuatro tiempos (o cuatro cuartos). De la historia canalla de esos bloques con configuraciones variables que vienen destrozando el mundo desde hace tanto tiempo. La esfera del baloncesto como metáfora global. Y una serie de contiendas varias con efectos obscenos como ejemplo de un mundo en descomposición que tiene en el futbolismo (y similares) la mejor estrategia desencefalizadora aún antes de que las inteligencias sean mayormente artificiales. La idea y la agilidad de la propuesta de José Padilla recuerda a la del Shock 1 y el Shock 2 de Andrés Lima (nada menos). Y el buen hacer de los interpretes no tiene nada que enviar al de los baloncestistas mejor conjuntados. RUN [jamás caer vivos] es otro excelente ejemplo de ese teatro documental que cada vez es más necesario.

El artefacto

texto y dirección: Sergio Serrano.
una producción de El Gatopardo.
con Arianne Algarra y Jorge Valle.

20 de mayo de 2023. Centro Niemeyer (club), Avilés. 80’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer.

El escáner de una oficina de correos muestra una granada. La misma que había enterrado un soldado que escapó de la guerra. La que desenterraron unos gitanos y que tiempo después pudo matar a Franco. La que encontraron unos adolescentes que jugaban a enamorarse. La que el chico enseñó a su abuelo que había estado en la guerra, pero nunca mató a nadie. Y la que, finalmente, vemos nosotros esta noche.

Un lugar entre cascotes. Como la propia historia de España. En ese espacio casi vacío se van sucediendo los tiempos del retorno de una granada. Con un texto medidamente poético y una iluminación que sabe sacarle el mejor partido al silencio, Sergio Serrano crea las condiciones perfectas para que Arianne Algarra y Jorge Valle nos hagan ver, a cuerpo limpio, escenas hiperrealistas con parejas atribuladas. Ella tiene la fuerza y parece guiarnos por esta magnífica sucesión de encuentros con granada. Él la va siguiendo y muta admirablemente de un personaje a otro. Sergio, Arianne y Jorge hacen teatro mínimo con efectos máximos. El suyo es un artefecto escénico simplísimo con resultados arrebatadores. Como la extraordinaria granada poética que nos han lanzado esta noche.

La isla del aire

de Alejandro Palomas. Director: Mario Gas.
una producción del Teatre Romea.
con Nuria Espert, Vicky Peña, Teresa Vallicrosa, Miranda Gas y Candela Serrat.

19 de mayo de 2023. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 90’ aprox.

Cinco mujeres varadas en la insularidad de sus vidas. Están juntas pero les cuesta acompañarse. Son una abuela, dos hijas y dos nietas. También les une una ausencia. La de la otra nieta que se perdió en el mar. Para superar ese dolor, la abuela consigue que vayan juntas al faro y lleven girasoles para Helena.

La conquista de la sororidad familiar. Ese podría ser el tema de esta historia. Mario Gas tiene el acierto de hacer que el espacio doméstico de esta familia sea como una playa abstracta con un punto de fuga, inicialmente angosto, que se va ensanchando hasta que la superación del duelo abre el horizonte para estas mujeres distanciadas por más cosas que la edad. La intermitente lucidez radical de la abuela reparará los hilos que unen a las tres generaciones de esta familia. Es como si el lugar nuclear que tenía el personaje de Nuria Espert en Incendios se retomara en esta historia mucho menos ambiciosa, pero más accesible. Tras la temporada en Barcelona, la obra inicia en Avilés una gira con la que seguramente Nuria Espert se despedirá de los escenarios. Los que la hemos visto en obras mayores como la de Wajdi Mouawad, La violación de Lucrecia o, más recientemente, el Romancero gitano, podremos evocar algún día ese sentimiento con el que otros recordaban a Margarita Xirgu. Quienes no sepan de qué estoy hablando, quizá puedan entenderlo viendo cómo encarnó a Doña Rosita la soltera (en español) y al Rey Lear (en catalán) durante su discurso de agradecimiento al recibir en 2016 el Premio Princesa de Asturias de las Artes.

El gesto imperceptible

autor y director: José Busto.
una producción de Susana Gudín.
con José Busto.

13 de mayo de 2023. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 60’ aprox. Ciclo "Hecho en Asturias". Estreno absoluto.

Un hombre llega de fuera y se cambia. Come algo, pone música y poco a poco se va desesperando. Por una llamada telefónica sabremos que es escritor pero le resulta imposible ponerse a ello. Su desazón va a más y, mientras se cambia de bata una y otra vez para entrar y salir de un cubo abstracto, mitad cocina y mitad baño, le vemos  caer en su abismo en compañía del alcohol, las pastillas y las rayas.

Interesar y conmover. Son la condición y la aspiración del género dramático. Para que se den son necesarias muchas cosas. Una idea, un texto, un espacio, una atmósfera y unos intérpretes que sepan llenar el vacío y jugar con el tiempo. En El gesto imperceptible hay algo de todo eso. José Busto tiene una buena idea y sabe componer el gesto. También crea un espacio propicio que me recuerda a aquel otro cubo al que, con un ritmo muy distinto, Maxi Rodríguez le sacaba tanto partido en Ondas, aquella obra temprana y también ensimismada. Quizá el problema sea aquí la relación entre la intensidad y el tiempo. La intensidad pretendida y el tiempo demorado.

Lo inevitable

autor y director: José Busto.
una coproducción de Teatro Palacio Valdés, Teatro a las Puertas y Susana Gudín.
con Cris Puertas, Susana Gudín, Patricia Martínez, Paula Cuadriello, Cristina Lorenzo, Sandro Cordero, Carlos Lorenzo, Félix Corcuera y Fran Sariego.

12 de mayo de 2023. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 95’ aprox. Estreno absoluto

Moque, Richi, Amaranta, Rufino, Zuce, Jara y Tato. Son un grupo de amigos que deambulan por bares y garitos desde las nueve y cuarto de una noche hasta el mediodía siguiente. Falta el octavo, Nico, que se ha suicidado. Entre el sopor de los tragos y la euforia de las rayas no acaban de saber si acabarán comprando la dichosa corona o llegarán a subir al tanatorio. Es una noche de desvaríos lúcidos, de sinceridades dolientes y de tristezas eufóricas. Es su forma de afrontar lo inevitable.

El texto de José Busto recibió hace cinco años el premio Lope de Vega de teatro, pero su estreno ha tenido que esperar hasta esta noche. Lo inevitable es una propuesta radical de naturalismo áspero que transcurre en bares y calles de Avilés. Pero las derivas de estos siete personajes en busca de una ausencia son reconocibles por cualquiera que haya pasado la mitad de su vida en el otro siglo y haya experimentado en qué consiste navegar la noche en cualquier ciudad. Así que es todo un reto interpretar a estos náufragos que, en la noche más amarga, intentan repetir lugares y costumbres para esquivar los arrecifes del duelo y asumir, como pueden, lo inevitable. La puesta en escena es radicalmente sobria, con transiciones perfectas y una iluminación impecable (los parroquianos del Niemeyer ya sabemos lo que Félix Garma es capaz de hacer con la luz). Y este elenco entregado demuestra una conjunción y un buen hacer que, a la vista de su afinación en esta noche de estreno, tendrá una excelente acogida también en otros teatros. Es verdad que Lo inevitable no es una obra apta para todos los públicos, pero puede interesar a quienes no necesitan reírse en la butaca, disfrutan con el hiperrealismo especular y aprecian las catárticas verdades que a veces desprenden las tragedias.