sábado, 26 de agosto de 2017

Próximo

libro y dirección: Claudio Tolcachir. 
producción: Complejo Teatral de Buenos Aires 
con Santi Marín y Lautaro Perotti.

26 de agosto de 2017. Timbre 4, Buenos Aires. 70’ aprox.

Pablo es argentino y malvive en Australia. Elián es español y trabaja en una serie de televisión. Los dos tienen una relación muy estrecha a través de las pantallas. Se quieren. Se cuidan. Y se sienten muy próximos.

Tras el reencuentro de anoche con la primera obra de Tolcachir, vuelvo hoy a Timbre 4 para disfrutar con su último trabajo, la historia de la intimidad cotidiana de una pareja  que solo se ve a través de pantallas. Santi Marín es un actor español que no conocía y que está estupendo haciendo de ese compatriota que me ha recordado en algo al personaje de una magnífica película reciente: Selfie de Víctor García León. Lautaro Perotti hizo precisamente de Marito en los primeros tiempos de La Omisión de la familia Coleman y está perfecto aquí aportando sentimiento y naturalidad a su hermoso personaje (por cierto, que ahora hace doblete en Timbre 4: también está en Tebas Land, la exitosa obra del uruguayo Sergio Blanco que se estrenará en España, precisamente en el Palacio Valdés, con Israel Elejalde a mediados de noviembre). Próximo sería perfecto para un off en el Niemeyer. Aunque visto por un español rodeado de argentinos en Timbre 4 con la presencia inesperada de otro español interpretando esta historia de amor virtual con un argentino, la experiencia resulta muy especial. Pensando en estos vínculos entre las pantallas que conectan nuestros sentimientos a miles de kilómetros, y en los que también se dan entre las salas de teatro, recordaba esas conexiones entre los espacios de las que hablaba García Martín hace pocas semanas. Él se refería a un pasaje literario de la calle Florida que quizá conecte con otro de París. Es el pasaje Güemes en el que también estuve ayer. Mañana volaré a Asunción, pero ya sé que volveré pronto a Buenos Aires. Quizá mientras disfruto de alguna nueva obra de Tolcachir. Quizá en cualquiera de esos teatros íntimos y sentimentalmente gemelos de este que tenemos en Avilés o en Madrid. O si no, buscándome algún otro pasaje. Cualquiera que me traiga de vuelta hasta aquí. Ya digo. Volveré a Buenos Aires.


viernes, 25 de agosto de 2017

La omisión de la familia Coleman

libro y dirección: Claudio Tolcachir. 
con Cristina Mresca, Miriam Odorico, Inda Lavalle, Fernando Sala, Tamara Kiper, Diego Faturos, Gonzalo Ruiz y Jorge Castaño.
 
25 de agosto de 2017. Teatro Metropolitan, Buenos Aires. 95’ aprox.


Una abuela con mucha presencia. Una madre de unos nietos que parece uno más de ellos. Y Marito, el que descoloca siempre a los demás. Sobre todo a Verónica, la única que no vive con ellos. Los vemos primero en la casa. Luego en el hospital.

Mañana volveré a Timbre 4 para ver en su lugar natural Próximo, la última obra de Claudio Tolcachir. Así que casi era obligado volver a ver la primera cuando, después de tantos años, me la encuentro de nuevo frente al hotel en el que suelo alojarme cuando vengo a Buenos Aires. Ver La omisión de la familia Coleman en el 2008 en el Palacio Valdés fue descubrir otro teatro. Otra escritura teatral (en la que lo que se muestra va mucho más allá de las palabras y los subtextos) y otra forma de interpretar en clave más que coral (aunque nunca olvidaré la presencia de Araceli Dvoksin en el papel de la abuela). Después de miles de funciones y muchos éxitos en todo el mundo han recalado en la sala pequeña del Metropolitan de Corrientes y yo he podido confirmar aquellas sensaciones. En el avión volví a leer el texto así que aún he disfrutado más de esta noche de reencuentro con la cotidianidad tremenda de esa familia, a veces tierna y casi siempre desquiciada, en la que los destellos de lucidez salen de la locura de ese personaje magnético que es Marito. Un gusto terminar así el primero de los dos días que he decidido pasar en Buenos Aires antes del trabajo que me espera en Asunción y Encarnación con la Cátedra CTS.


viernes, 18 de agosto de 2017

El cíclope y otras rarezas del amor

escrita y dirigida por Ignasi Vidal.
una producción de: Olympia Metropolitana S.A., Emilia Yagüe producciones y Unahoramenos producciones.
con Manu Baqueiro, Celia Vioque, Sara Rivero, Daniel Freire y Eva Isanta.

18 de agosto de 2017. Centro Niemeyer, Avilés. 90’ aprox. Estreno absoluto.

Ocho encuentros de parejas. En lugares como un bar, un piso, un parque o una inmobiliaria. Algunos son reencuentros que podrían consolidarse. Otros prologan amores perfectos que luego quedarán truncados. También hay rupturas que no llegan a serlo. Y siempre la turbación de sentir que el amor ideal ha pasado justo al lado.

Ocho diálogos magníficos en una rayuela. La que los actores van pintando y levantando para componer cada cuadro. Y también la de Cortázar en que se inspiran estas historias cruzadas. En el capítulo séptimo de su novela está  la clave del tema y el tono de esta obra que esboza amores posibles, deseables y amortizados. Antes de comenzar, Ignasi Vidal salió al escenario para que todos pudiéramos compartir con un minuto de silencio la emoción por lo que ayer sucedió en Barcelona. Luego cambió el motivo pero la emoción siguió. La posibilidad de hacer real aquel juego amoroso que imaginó Cortázar. La conciencia de que es lo más efímero lo que resulta perdurable. La aceptación de que el azar teje y desteje lo bueno de la vida. Esos son algunas de las cosas que Ignasi Vidal nos muestra con El cíclope. De él ya hemos visto en el off del Niemeyer otras obras estupendas. El año pasado Dignidad en la que, además de autor y director, era también intérprete. Y en enero de este año El plan, otro texto magnífico que sacaba el mejor partido del hiperrealismo masculino.  Hoy ha sido una noche de estreno con cinco actores impecables, un texto conmovedor y una puesta en escena tan sencilla y bien trabada como hermosa y pertinente. Y con el auditorio lleno ha conseguido mantener esa cálida intimidad que solemos disfrutar en el club teatral que tenemos justo debajo. Así que, tras este estreno avilesino, El cíclope y otras rarezas del amor debería tener mucho éxito en otros teatros. El trabajo de Ignasi Vidal bien lo merece.

domingo, 13 de agosto de 2017

Marco Aurelio

de Agustín Muñoz Sanz. Dirección: Eugenio Amaya.
una coproducción de Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Teatrapo Producciones.
con Vicente Cuesta, José Vicente Moirón, Gabriel Moreno, Cándido Gómez, María Lama, Roberto Calle, Fermín Núñez, Cristina Rosa y Juan Carlos Guajardo.

13 de agosto de 2017. Ruinas de Cáparra. 63º Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Cáparra. 110’ aprox.

Los últimos días de aquel buen emperador que también era filósofo. Vemos sus padecimientos por la enfermedad y la ayuda que le presta su médico Galeno. También vemos su inquietud por el futuro del imperio y el consuelo de verse acompañado por su esclavo Crispino. Y asistimos a sus reflexiones sobre la brevedad de la vida y sobre lo que realmente importa.

Tercera noche de teatro bajo las estrellas a la vera de este arco. La última del magnífico estreno de esta nueva extensión del festival de Mérida. Vicente Cuesta está rotundo en este personaje reflexivo y sobre todo doliente (extraordinaria su interpretación  del sufrimiento del anciano asmático). También está impecable José Vicente Moirón en el papel de Cómodo, ese hijo que apunta las peores maneras para asumir la herencia del emperador. El trabajo de este actor es aún más estimable dos días después de haber encarnado en este mismo escenario al impresionante Edipo por el que fue nominado en los premios Max. También es muy bueno ese coro convertido en cuerpo de danza que se encarga de separar las escenas con atractivas coreografías. Sin embargo, este Marco Aurelio no me acaba de convencer. Pretende ser teatro filosófico sobre un gran personaje histórico, pero matiza poco su estoicismo presentándolo, más bien, de manera maniquea. Que él era muy bueno y su hijo muy malo ya lo sabemos, pero falta profundidad y detalle en el análisis y originialidad en la propuesta. Los parlamentos pretendidamente filosóficos resultan algo obvios y a veces redundantes. Así que creo que Agustín Muñoz Sanz no ha conseguido que su texto tenga la suficiente fuerza e interés para hacer del personaje de aquel emperador alguien tan cautivador como su antepasado Adriano. Pero quizá sea yo el que esperaba demasiado. Teniendo en mente las memorias que Marguerite Yourcenar escribió sobre aquel otro emperador y el memorable Calígula de Albert Camus que acaba de estrenar Mario Gas en Mérida, seguramente creía que la magia de este lugar nos haría asistir a un nuevo espectáculo de esa altura. En todo caso, han sido tres noches extraordinarias las que hemos vivido desde el viernes en estas piedras de Cáparra que ya han quedado bautizadas para el teatro. Esperamos volver a disfrutar en ellas el próximo verano.

sábado, 12 de agosto de 2017

Los pelópidas

de Jorge Llopis, versión de Florián Recio. Dirección: Esteve Ferrer.
una coproducción de Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Suripanta Teatro.
con Eva Gómez, Simón Ferrero, Eulalia Donoso, Ana García, Paca Valerdiez, Juan Carlos Tirado, Pedro Rodríguez y Jesús Martín Rafael.

12 de agosto de 2017. Ruinas de Cáparra. 63º Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Cáparra. 95’ aprox.

Los pelópidas tienen muchos problemas y le piden ayuda a Phideos, un chisgarabís casado con Elektra. Ella era la esposa del rey Ántrax que, al modo de Ulises, salió de viaje y no ha vuelto. Ahora él regresa y se encuentra con este panorama.

Volvemos a Cáparra y otra vez los tebanos le piden cuentas al rey. Esta noche en clave de farsa. Así que, tras la emotiva tragedia de ayer, hoy Cáparra se estrena como escenario de comedias con una muy irónica y muy extremeña. Yo, que no soy de risa fácil, me temo lo peor. Sobre todo, tras La comedia de las mentiras que vimos la semana pasada en Mérida. Pero no. El texto de Jorge Llopis, en versión actualizada (que no traicionada) por Florián Recio, engancha desde el comienzo con un uso del lenguaje que produce ironías rimadas a un ritmo trepidante. Y no es teatro de resortes. De ese en el que uno ya sabe cómo va a terminar la escena y hasta cada frase. Los Pelópidas es un juego alegre que tiene en los referentes clásicos y en el hablar de esta tierra las bases para conseguir que esta hora y media resulte sumamente grata. Y junto a un buen texto y una buena puesta en escena (magníficas esas trampillas de las que emergen los personajes) los actores están también estupendos. Todos están magníficos pero Ana García sorprende especialmente con ese personaje alegremente distraído de Menestra al que ha dado el punto justo para convertirlo en el mejor contrapunto de todos los demás. Así que los de Suripanta han triunfado en Cáparra. Con su homenaje desprejuiciado al teatro clásico han conseguido que este lugar que ayer se estrenaba para la gran tragedia hoy lo haga para la buena comedia. La que es tan pertinente, magnífica y radical como esta.

viernes, 11 de agosto de 2017

Edipo rey

de Sófocles. Dirección: Denis Rafter.
una coproducción de Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Teatro del Noctámbulo.
con José Vicente Moirón, Memé Tabares, Gabriel Moreno, Javier Magariño, Juan Carlos Castillejo. Camilo Maqueda, Jesús Manchón, Francisco Quirós, Pedro Luis López, Javier Herrera, Ana Jiménez, Ana Márquez, Laura Ferrera, Pilar Brinquete, Vera Avellano y Nuria Mordillo.

11 de agosto de 2017. Ruinas de Cáparra. 63º Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Cáparra. 105’ aprox.

La tragedia de Tebas será la de Edipo. Porque se ha comprometido con los dioses a conocer la verdad y a cumplir su voluntad. Así llegará a saber que ya lo ha hecho. Que intentando escapar a las profecías, sus padres y él las han cumplido todas.

Primera noche de Perseidas en Cáparra. Seguramente hace muchos siglos que este arco no las contempla acompañado por tanta gente. Hoy somos más de quinientos los que llenamos las graderías que han convertido estas ruinas en la cuarta sede del Festival de Mérida. Para llegar a ellas hemos recorrido un hermoso itinerario. Primero bajando de nuestras montañas para llegar entre dos luces a esta hermosa y solitaria dehesa en la que hubo una ciudad romana. Luego disfrutando de ese paseo levemente iluminado que nos ha hecho encontrarnos de frente con el arco, pasar bajo él como si fuera el mejor vestíbulo teatral en esta noche estrellada y finalmente tenerlo como fondo del escenario. Allí ocupa un lugar similar al de esas calles en perspectiva que un continuador de Palladio diseñó para Vicenza en el primero de los teatros en que el cielo está pintado. El ambiente es el de un estreno extraordinario en esta especie de off septentrional del festival de Mérida situado en un emplazamiento tan abierto como recoleto. Y para que en estas piedras antiguas resuenen palabras clásicas nada mejor que las del Edipo de Sófocles en la contenida y hermosa versión del Teatro del Noctámbulo. José Vicente Moirón está perfecto en dicción y presencia encarnando al más trágico de los reyes. La puesta en escena es sencilla y consigue integrarse y sacarle mucho partido a este singular espacio. Por lo demás, hoy la noche ha sido más que propicia porque si al comienzo de la obra las estrellas fugaces parecían festejar el regreso a la vida de esta ciudad bimilenaria, hacia la media noche la luna ha asomado por las montañas que nos separan del Jerte coincidiendo su luz con el desvelamiento de las verdades por las que Edipo queda ciego. Así que los cielos han querido acompañarnos en esta noche mágica en que este lugar ha vuelto a ser un hito, ahora de rutas tan cruciales como las de nuestra memoria literaria. Mañana y pasado volveremos. Y ojalá que estas noches de Perseidas con luna tardía y menguante sean las primeras de muchas en las que podamos disfrutar de buen teatro a la vera de este arco.

miércoles, 9 de agosto de 2017

La comedia de las mentiras

de Pep Anton Gómez y Sergi Pompermayer a partir de textos de Plauto. Dirección: Pep Anton Gómez.
una coproducción de Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Mixtolobo y Pentación Espectáculos.
con Pepón Nieto, Paco Tous, Canco Rodríguez, Angy Fernández, Raúl Jiménez, Marta Guerras y María Barranco.

9 de agosto de 2017. Teatro Romano. 63º Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. 135’ aprox. Estreno absoluto.

Calidoro es el esclavo que intenta resolver con mentiras las cuitas amorosas de todos. Las de su ama Cántara que se encapricha de un joven tan panoli como Tíndaro. Las de la impulsiva Hipólita que se quiere casar con él. Las de Leónidas, locamente enamorado de Gimnasia, una flautista casquivana que quiere abrir en Olimpia un lupanar.

Noche de estreno con llenazo completo de las 2.750 localidades dispuestas en este teatro romano. Tras la magnífica Calígula que vimos aquí el mes pasado, volvemos a Mérida para ver La comedia de las mentiras, un vodevil que no lo disimula y que pretende estar vagamente inspirado en las historias de Plauto. El público de esta noche de estreno sabe a lo que viene, así que aplaude y reacciona con muchas risas ante los abundantes chascarrillos y referencias sicalípticas que contiene este espectáculo previsible y lleno de resortes. Las interpretaciones son las que cabe esperar de una comedia de enredos bobos como esta. Está bien Pepón Nieto en su obvio papel del esclavo Calidoro, también Angy Fernández en el de la burbujeante Hipólita y Marta Guerras en el de la provocativa Gimnasia. María Barranco está menos bien ya que define peor su personaje y a veces cuesta un poco entender lo que dice.  Por lo demás, la ambientación es sesentera con apenas unos sofás y unas butacas en un espacio cuadrado y convencionalmente soso que parece pensado para que los actores se olviden de que tienen que defender una cosa como esta en un espacio tan imponente como este. En todo caso, la experiencia de ver el teatro tan lleno y participativo desde la fila 19 de la cavea lateral ha merecido la pena. Y será facilmente superada en las próximas noches en que esperamos ver cosas mejores. Por ejemplo, mañana mismo en Béjar con Las furias de Miguel del Arco en la XXI Semana de Cine Español. O las tres obras que del viernes al domingo veremos en Cáparra que por primera vez se estrena como cuarta sede de este festival.

Programa de mano

viernes, 4 de agosto de 2017

El florido pensil. Niñas

de Andrés Sopeña Monsalve. Dirección: Fernando Bernués y Mireia Gabilondo.
producción: Tanttaka Teatroa.
con Loli Astoreka, Gurutze Beitia, Teresa Calo, Elena Irureta e Itziar Lazkano.

4 de agosto de 2017. Centro Niemeyer, Avilés. 95’ aprox.

La sección femenina del florido pensil. Con cinco niñas vascas evocamos otra vez la escuela franquista. Sus letanías y su casposa intransigencia. Cosas que ahora parece que hacen reír.

Efectivamente. El público maduro se ríe mucho. Por las gracietas de las impecables actrices y también seguramente por lo que la memoria hace en algunos con los tiempos pretéritos. Ya han pasado casi veinte años de la versión masculina de una obra que se estrenó cuando habían pasado poco más de veinte del final del franquismo. Entonces me pareció catártica. Ahora me parece añeja y algo impertinente. En un país que sigue teniendo tantas huellas del franquismo en su escuela (la religión evaluable, la financiación de la escuela privada), en su calendario (festividades como la Inmaculada), en los nombres de sus calles y hasta en sus cunetas, no me parece saludable recuperarlo como fuente de recuerdos hilarantes. Aquello fue muy serio y no imagino a los alemanes riéndose tan ingenuamente de lo que les pasó. Por lo demás, además del fondo, la forma también es cuestionable. Las actrices están impecables y el ritmo es trepidante, pero no hay realmente un desarrollo en una obra que es más bien una sucesión de momentos efectivos pero intercambiables.