sábado, 17 de julio de 2021

Nise, la tragedia de Inés de Castro

de Jerónimo Bermúdez. Dramaturgia y dirección: Ana Zamora
producción: Nao d'Amores.
con José Luis Alcobendas, Marcos Toro, Alba Fresno, José Hernández Pastor, Natalia Huarte, Eduardo Mayo, Alejandro Saá e Isabel Zamora.

17 de julio de 2021. Teatro Jovellanos, Gijón. 75’ aprox.

Inés de Castro antes y después de ser Nise para los portugueses. Antes, viviendo feliz un amor perfecto con el infante don Pedro. Después, cuando los cortesanos convencen al rey Alonso de que les permita asesinarla con el argumento de que así protegen el trono de Portugal. Asistimos a ese amor radical cuyos ecos nos llegan desde el siglo XIV, a la defensa de una mujer que no quería que el rey convirtiera en huérfanos a sus hijos y a la reacción de un viudo que se empeñó en que, después de muerta,  Nise llegara a ser reina.

Un despiste inaudito, que no recuerdo haber tenido en cuarenta años yendo al teatro, nos dejó sin ver esta obra el mes pasado en el Palacio Valdés. Por suerte, la hemos podido ver ahora en el Jovellanos con el regalo añadido de asistir ayer al coloquio con Ana Zamora tras la proyección del documental de María Royo. De la Nao d'Amores habíamos visto hace dos años la Comedia aquilana pero no estábamos, como ahora, en la fila 2 y no conseguimos entender prácticamente nada de lo que se decía. La experiencia de hoy es radicalmente distinta y ha sido muy fácil disfrutar plenamente con el texto de Jerónimo Bermúdez (magníficamente aquilatado por Ana Zamora) y con el trabajo musical, actoral y casi coreográfico de esta familia escénica que tiene su sede en Segovia. La leyenda de Inés/Nise contada por los de la Nao d'Amores tiene un equilibrio perfecto entre la historia de un amor más allá de la muerte, un drama político entre intereses de castellanos y portugueses, y una experiencia estética cautivadora que tiene tanta vecindad con las ceremonias religiosas como con las performances vanguardistas. Tan solo cabe lamentar que la muerte de doña Inés no se produzca más tarde en la obra. Y es que es una verdadera gozada asistir al trabajo superlativo de una Natalia Huarte que tiene una expresividad y una fuerza interpretativa que solo parecen estar al alcance de las más grandes. Creo que será inolvidable haber disfrutado, apenas a tres metros de distancia, de ese monólogo perfecto que termina con un rey rendido ante Inés y con nosotros fascinados por el trabajo de Natalia. Así que, alegrándonos del éxito que están teniendo con esta obra, estaremos pendientes de ver pronto en Avilés (o en Gijón) lo próximo de hagan estos genios de Segovia.