domingo, 23 de agosto de 2015

El cerco de Numancia

de Cervantes. Dirección: Paco Carrillo.
una coproducción del Festival de Mérida y Verbo Producciones
con Fernando Ramos, Ana García, Pedro Montero, Paca Velardiez, Manuel Menárguez, David Gutiérrez, Juan Carlos Tirado, Jose Fco. Ramos y Jesús Manchóns.
 
23 de agosto de 2015. Teatro Romano. 61º Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. 95’ aprox.


Después de muchos años Numancia sigue resistiendo el asedio romano. Escipión arenga a sus tropas para endurecer la presión y someter a la ciudad a un cerco insoportable. Los numantinos intentan negociar la paz o que un duelo entre dos hombres defina al vencedor de esta larga guerra. Pero Escipión se niega a cualquier pacto. Finalmente será la suicida resistencia numantina la que se convertirá en legendaria.

Última función del festival de Mérida de este año. Volvemos nuevamente para ver esta obra extremeña que lo cierra. Hace dos años Las tesmoforias de Aristófanes y el año pasado Coriolano de Shakespeare nos confirmaron que las propuestas locales pueden estar a la altura de las mejores producciones que aquí se presentan. Antes de llegar al teatro (en las afueras de Numancia) nos encontramos con las tropas romanas que, más que en una guerra, parecen estar de juerga. Son decenas de miembros de la asociación cultural Emerita Antiqua  que, como el año pasado en Coriolano, bordan sus papeles de figurantes y nos hacen entender que Escipión tiene buenos motivos para arengar a sus tropas. La puesta en escena de la obra será coherente con este excelente preámbulo exterior y una iluminación que acaba tiñendo de rojo el escenario o unas simbólicas cintas que atan a los personajes numantinos demuestran lo mucho que se puede hacer con poco en un espacio teatral como este. Los actores están muy bien y mantienen siempre un tono enfático de corte clásico acorde con el drama que representan. Y precisamente esa apariencia clásica es lo que hace más censurables las modificaciones del texto cervantino (no por recortarlo o por prescindir del verso, sino por introducir diálogos nuevos o variaciones muy notables en personajes como los de Lira y Marandro). Por contra, está soberbio ese coro que nos recuerda una y otra vez la actualidad del drama al que asistimos y que quizá podría haber puesto voz a los personajes de Enfermedad, Hambre y Guerra que Cervantes hace hablar al final de la obra. En todo caso, la acertada puesta en escena saca tan buen partido al lugar que estas piedras milenarias acaban pareciendo las de la ciudad asolada. Así que ha sido otra noche muy grata en este magnífico teatro. Volveremos.