producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico.
con José Luis Alcobendas, Jonás Alonso, Marta Betriu, Lander Iglesias, Ariana Martínez, Aleix Peña Miralles, Silvana Navas, Ricardo Moya, Agus Ruiz, Germán Torres, Pietro Olivera, Marta Poveda, José Luis Torrijo, David Vert.
26 de julio de 2019. Teatro Adolfo Marsillach. Hospital de San Juan, 42 Festival de Almagro. 150’ aprox. (con descanso)
Semíramis vive recluida en una cueva al cuidado de Tiresias. Una terrible profecía sobre lo que llegará a hacer con un buen rey y con su reino justifica un encierro de por vida al que ella no se resigna. Menón la libera y ahí comienza una tragedia de proporciones épicas.
Un impresionante decorado que en lo alto es cueva y tiene forma de relieve babilonico sobre el que se proyectan distintas texturas preside esta producción que tiene la magnífica factura a que nos tiene acostumbrados Mario Gas. Los vestuarios son bélicos, el tono es épico y la adaptación del verso que ha hecho Benjamín Prado apuesta por la claridad, la musicalidad y la tragedia política quizá más que por lo existencial. De modo que los ecos de Segismundo y de Edipo de la primera parte quedan atenuados por la fuerza de una segunda que se presenta más en clave de una superproducción épica que de la sutil poética en femenino heroico y singular que podría evocar la hermosa imagen del cartel. En este sentido, algunos recortes del texto de Calderón podrían ser discutibles (por ejemplo, esa diáfana y hermosa reclamación de la prisionera de morir por el rayo y no por el trueno) y quizá están más escorados a lograr la claridad descriptiva del relato que a garantizar que no se pierden los elementos más filosóficos y poéticos del original. En todo caso, la potencia del espectáculo no defrauda en una noche fresca y magnífica en este teatro al aire libre que lleva el nombre del gran Adolfo Marsillach.