sábado, 17 de diciembre de 2022

Orlando

de Virginia Woolf. Dirección escénica: Vanessa Martínez.
Una producción de Teatro Defondo
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Gustavo Galindo, Pablo Huetos, Rebeca Sala, Pedro Santos y Gemma Solé.

17 de diciembre de 2022. Centro Niemeyer (club), Avilés. 105’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer.

La vida de Orlando desde la época isabelina hasta 1928. Le vemos a él y a ella. Y también a los biógrafos que nos van detallando sus peripecias como poeta y como protagonista de avatares vitales muy singulares. Los de una vida que transcurre entre tres siglos y dos sexos.

Los de Teatro Defondo han hecho una versión magnífica de la novela de Virginia Woolf, sacándole el mejor partido a la vena irónica que tiene el texto y apostando por darle todo el protagonismo a una gestualidad hilarante. En el pequeño escenario de nuestro club teatral del Niemeyer han demostrado una capacidad para la mutación entre personajes y una habilidad para la composición de cuadros escénicos que nos ha dejado asombrados. Es verdad que la novela tiene un calado feminista (e intergéneros) y una relevancia histórica (y metaliteraria) que hace imposible llevar al escenario sus muchas capas. Así que, además de ofrecernos una estupenda noche de teatro, Vanessa Martínez y estos cinco intérpretes superlativos quizá han conseguido que algunas (y algunos) se animen a leer el texto.

Dossier

viernes, 16 de diciembre de 2022

Golfa

dramaturgia y dirección: José Padilla
una producción de Primera Toma y Crémilo.
con
Pedro Rubio, Mercedes Borges, Ninton Sánchez y Ana Varela.

16 de diciembre de 2022. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 70’ aprox.

Por mandato judicial se organiza un encuentro virtual entre un sexólogo, una chica, un chico y la madre de este. Tras dejar al chico y enrollarse con otra, la chica ha sufrido vejaciones e insultos. Entre ellos los de la madre de él que, entre otras cosas, la llamó golfa. Esa palabra apareció después pintada en una pared. El sexólogo conduce esta sesión abierta a la participación digital del público.

En el escenario un cuatrilátero de posturas bien definidas y al fondo los rostros proyectados de los cuatro intervinientes. Dos adolescentes y dos adultos discrepan en casi todo menos en que cada uno tiene las ideas muy claras. El lenguaje es directo y realista. Y por eso incluye también algunos tópicos. Como los de la jerga del sexólogo o las muletillas de la madre. El diálogo es crispado y trepidante así que mantiene la atención del público y suscita no pocas reflexiones sobre el sexo, la sexualidad, el género y las distancias generacionales. Golfa ha tenido hoy función doble con sesión matutina (más que pertinente) para adolescentes. En Avilés eso empieza a ser una maravillosa costumbre. Últimamente El Golem, El animal de Hungría, La vida es sueño y ahora Golfa (y en enero Vive Moliére) son buena muestra de la ejemplar colaboración y sintonía entre la programación teatral y la actividad habitual de los centros educativos. Y no como actividades excepcionales, curricularizadas y para públicos predeterminados. Sino ofreciendo a los centros educativos la posibilidad de que el alumnado (todo el alumnado) asista en la mañana a la misma obra programada para la tarde y participe en un coloquio con los actores. Todo un lujo para la red educativa asturiana y un ejemplo desde Avilés de cómo se pueden hacer bien las cosas para entreverar el teatro y la cultura con la cotidianidad educativa.

sábado, 3 de diciembre de 2022

Paraíso perdido

un texto de Helena Tornero (basado en el poema épico Paraíso Perdido de John Milton). Dramaturgia: Helena Tornero y Andrés Lima. Dirección: Andrés Lima
una coproducción del Teatre Romea, Grec 2022 Festival de Barcelona y Centro Dramático Nacional.
con
Pere Arquillué, 
Cristina Plazas, 
Lucía Juárez, Rubén de Eguía, 
Elena Tarrats y 
Laura Font.

3 de diciembre de 2022. Teatro Romea, Barcelona. 100’ aprox.

La caída al infierno, el paraíso y la sombra, la tentación de la serpiente, el pecado original y, finalmente, la expulsión del paraíso. Todo con la confrontación entre un Dios macho y malvado y un Satán femenino y doliente. O entre un Adán ingenuo y malcriado y una Eva que decide saber. 

El poema de Milton magníficamente teatralizado. Y actualizado. En la forma y en la intención. La pugna entre ese Dios que todo lo sabe y esa Satán lucidísima, magníficamente interpretados por Pere Arquillé y Cristiana Plazas, tiene un correlato perfecto en el trabajo de Lucía Juárez y Rubén de Eguía como Eva y Adán. Junto a ellos Elena Tarrats y Laura Font están dulcísimas y cantan como los ángeles acompañando esta doble disputa tan bien entendida por Helena Tornero y Andrés Lima. Todo es soberbio en esta obra con la que venimos por primera vez al Romea y que le saca el mejor partido al texto de Milton sobre las partes más interesantes del Antiguo Testamento, deteniéndose en cuestiones tan centrales como el mal, la culpa y el libre albedrío. Y explorando también las vecindades de todo esto con el teatro (“Y el Hombre creó a Dios. Y Dios creó al Diablo. Y el Diablo creó al Actor”). O presentando un alegato feminista en el monólogo final de Eva que en ningún sitio podría ser más oportuno que aquí, en esta revisión acertadísima  de la expulsión del paraíso y el pecado original. Junto a todo ello, unas interpretaciones extraordinarias, un escenario perfecto (con esas montañas prístinas al fondo que tanto juego le dan a Dios) y un maridaje impecable entre los homínidos kubrickianos y esos Adán y Eva desnudos, hacen de Paraíso perdido una obra imprescindible que debería dar mucho que hablar esta temporada. Así que ha sido un gustazo este reencuentro teatral con nuestra querida Barcelona.

viernes, 2 de diciembre de 2022

La vida es sueño

de Calderón de la Barca. Adaptación de la Dramaturgia: Declan Donnellan y Nick Ormerod. Dirección: Declan Donnellan.
Coproducción de LAZONA, Compañía Nacional de Teatro Clásico y Cheek by Jowl. .
con
Ernesto Arias, Prince Ezeanyim, David Luque, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Goizalde Núñez, Antonio Prieto e Irene Serrano.

3 de diciembre de 2022. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés. 100’ aprox.

La vida según Segismundo. La encadenada, la revelada y la rebelde. O quizá la vida de Segismundo según Basilio. La temida, la realizada o simplemente la soñada.

Hace cinco años los de Cheek by Jowl nos trajeron un magnífico Cuento de invierno en inglés. Ahora vemos la forma en que Donellan se ha acercado, con intérpretes españoles, al más clásico de los clásicos de Calderón. La escenografía es tan efectiva como sencilla. Apenas un fondo verde en el que se abren muchas puertas. No hay torre, ni lugar de encierro, ni palacio. Y, sin embargo, ahí está La vida es sueño tal cual. Donnellan ha querido ser fiel al texto dejando las innovaciones para la escenografía y el vestuario. Y también para una forma de decir el verso que resulta extraordinaria en los monólogos de Segismundo interpretados magistralmente por Alfredo Noval. El del primer acto comienza balbuciente, como inaugurando el lenguaje, y permite degustar y apreciar en todo su valor esas palabras resabidas. También es muy acertada  la rotura de la cuarta pared con los discursos de Basilio y con la jornada de Segismundo en el palacio que es una maravilla y que aún da más juego en el auditorio del Niemeyer  que tiene dos pasillos entre las butacas (como los otros espacios escénicos de Avilés). Y aún ha sido mas intensa en la sesión de la mañana que la de la tarde, con un público juvenil que entró en el juego con la naturalidad que debía tener el público del siglo XVII. La locura despótica en esa escena, tan espléndidamente entendida por Donellan y Noval, me ha hecho pensar en los túneles del tiempo que conectan a Segismundo con el Calígula de Camus. Aunque, hablando de conexiones y simetrías, ninguna mejor que la que une a ese mal salvaje masculino con la versión prerrusoniana del buen salvaje femenino de la Rosaura (la otra) que creó Lope en aquella joya, no representada hasta ahora, titulada El animal de Hungría. Nosotros hemos podido ver las dos obras en poco más de un mes. Un lujo impagable que solo es posible en lugares como Avilés, una ciudad en la que la programación teatral está al más alto nivel y es concebida como un bien público necesario. Como la educación y en estrecha alianza con ella. Así que bien por Donnellan, bien por Alfredo Noval, bien por Ernesto Arias (que dirigió El Animal de Hungría, que ha estado estupendo en el papel de Basilio y que nos ha aportado claves muy interesantes en el coloquio de la mañana). Y, por supuesto, bien por el resto del elenco cuyo trabajo ha sido espectacular. A todos ellos les tenemos que agradecer hoy esta experiencia, entre filosófica y poética, que nos regaló Calderón hace casi cuatrocientos años.

Dossier

jueves, 1 de diciembre de 2022

El enamoramiento entre una ciudad y los teatreros de toda España

Asturianos en Avilés: Mariano Martín Gordillo.

La capital del teatro en Asturias.
Entrevista en La Nueva España.

11 de noviembre de 2022. Teatro Palacio Valdés.

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Un poco de historia. “Avilés tiene una larga relación con el teatro. Es una historia complicada y también poética. Es como si los dioses hubieran querido jugar con nosotros. A finales del siglo XIX los avilesinos querían tener un gran teatro burgués. Lo cuenta muy bien Juan Carlos de la Madrid en su libro sobre la historia del Palacio Valdés. Los avatares fueron tremendos. Se encarga el proyecto a Manuel Del Busto, por entonces un jovencísimo arquitecto, y en 1900 ya están en marcha unas obras que cuentan con el apoyo de muchos ciudadanos. Pero el dinero se acaba y aquel teatro, que no había llegado a nacer, está a punto de ser derribado. Por suerte, veinte años después, se consigue el milagro de que el propio Palacio Valdés inaugure su teatro. De aquella historia, casi heroica, nos sentimos herederos los avilesinos que somos hijos de la emigración que hizo crecer la ciudad en los años sesenta con gentes venidas de Castilla, Extremadura o Andalucía. Mi familia vino del sur de Salamanca, de una zona bellísima, la Sierra de Béjar, en el límite con Cáceres. Y es que el Avilés de toda la vida es hoy una ciudad con muchas raíces y esa es, quizá, una de sus virtudes”.

“Tras la inauguración, de la que se cumplió un siglo en el año de la pandemia, al Palacio Valdés le tocó sufrir una guerra y una dictadura. En 1972 se cierra y la piqueta amenaza de nuevo. Pero la democracia, los dioses (y algunas celestinas) volvieron a estar de nuestra parte y, cuando todo parecía perdido, se restaura el teatro. La movilización ciudadana hizo posible que en ese lugar hoy no haya edificios de viviendas. Y que podamos estar hablando ahora del teatro”.

Una restauración ejemplar. “En los ochenta y primeros noventa se hicieron muchas restauraciones de teatros. Muchas fueron muy acertadas, pero también hubo transformaciones discutibles. El Palacio Valdés tuvo suerte y lo que en 1987 era casi una ruina se recuperó con un cuidado exquisito para que nuestro teatro sea exactamente el mismo que se inauguró en 1920”.

El alma. “El Palacio Valdés tuvo un cuerpo que llegó a estar dos veces en coma, pero su alma siguió viva y estuvo flotando por la ciudad. De hecho, la magnífica programación teatral que siguió a aquella reapertura, de la que dentro de pocos días se cumplirán treinta años, ya estaba en marcha en los años ochenta con las Jornadas de teatro de la Pista de la Exposición. En toda esta historia hay una persona extraordinaria que ha tenido un papel crucial: Antonio Ripoll. Y es que su trayectoria es la de uno de los gestores culturales más importantes y singulares de nuestro país. Por suerte, decidió desarrollarla siempre aquí. En la mejor centralidad posible: la de periferia”.

“La Pista de la Exposición fue el vivero de la pasión entre los avilesinos y el teatro. Eso permite entender que a partir de los años 90 se genere una programación estable que consolidó la historia de amor entre la ciudad y su teatro. Y que se ha convertido después en una historia de poliamor porque, además del espacio escénico del Palacio Valdés, también queremos mucho a los del Centro Niemeyer (cuya alma también estuvo en el Palacio Valdés antes de que se levantaran sus hermosos curvas blancas). Nos encanta su gran auditorio que cuenta con el mayor escenario de Asturias. Y también ese club teatral delicioso del Off Niemeyer, quizá la sala con mejor programación de teatro alternativo y de pequeño formato fuera de Madrid y Barcelona. Sin olvidar, la pasión juvenil de la Factoría Cultural o la fidelidad de siempre hacia nuestra treintañera Casa de la Cultura”.

“En esta historia, además de la fortuna, también importa la apuesta continua que han hecho por el teatro todas las corporaciones municipales. Y es que en el ADN de Avilés está la cultura. A los avilesinos de antaño les gustaba decir que esta era la ‘Atenas de Asturias’. Y una de las virtudes de Atenas era precisamente su cosmopolitismo. Avilés no ha querido ser una ciudad estupenda pero ensimismada, sino una ciudad deliciosa y siempre abierta”.

El enamoramiento. “Aquí se apostó pronto por las compañías teatrales. El Palacio Valdés es coqueto y tiene un tamaño perfecto: un poco mayor que el María Guerrero y aproximadamente como el Teatro Español. Y está en una ciudad amable y con mucho encanto. Algo que aprecian las compañías que estrenan aquí sus obras y ultiman los ensayos en nuestro teatro. Saben que en Avilés cuentan con un público fiel porque aquí el teatro no es ceremonia sino costumbre. Y eso se ha conseguido con un trabajo excelente, tenaz y discreto. Programando con la vista puesta en la calidad y en la continuidad.  Algunos programadores simplemente se adaptan al gusto inercial del público, pero los que entienden la cultura como un servicio público saben que también es responsabilidad de los teatros cultivar ese gusto. El acierto de ese trabajo se muestra en la actitud de las personas que van al teatro en Avilés. No nos levantamos fácilmente para aplaudir, somos más contenidos, pero hay criterio y fidelidad. Algo a lo que también ha ayudado la política de abonos que empiezan de cero cada año y se renuevan cada trimestre para la programación conjunta de EscenAvilés entre el Palacio Valdés y el Centro Niemeyer, otro caso único en España. Así, parte de los aforos cuentan con un público fiel pero siempre hay entradas disponibles para todo el mundo”.

“Es, en definitiva, una historia de enamoramiento entre una ciudad y su teatro. Una complicidad de muchos años entre el público y esos seres humanos magníficos que son los intérpretes, los autores, los directores y todos los oficiantes cotidianos de ese arte bimilenario. Algo que se nota, por ejemplo, en los estrenos avilesinos. Es muy común que los actores y actrices agradezcan nuestros aplausos llevándose el puño al pecho con emoción y mirando embelesados hacia arriba, al gallinero, al paraíso, para disfrutar del espectáculo que a ellos también les ofrece este teatro hermoso y vibrante. Nuestro teatro es la casa de los teatreros que nos visitan. Aquí todo el mundo -público, actores, directores- se siente en casa. Por eso cada noche de estreno sentimos que estamos estrenando de nuevo el Palacio Valdés”.

La  pequeña gran ciudad del teatro. “Todo ello tiene un efecto extraordinario porque, además de los estrenos, la calidad general de la programación es muy alta. Aquí, cualquier asturiano puede tener una agenda anual de más de 30 obras estupendas. Algo que se puede disfrutar también en ciudades como Barcelona, Madrid o Buenos Aires, pero para ello hay que saber seleccionarlas y hay que tener mucho criterio. En Asturias tenemos la suerte de disfrutar de una decantación, de un destilado teatral extraordinario en una ciudad de apenas 80.000 habitantes.

El futuro está en los jóvenes. “Hay que animar a la gente joven para que también venga al teatro. Asturias sufre un gran desequilibrio generacional. Los que disfrutamos desde hace décadas del teatro nos vamos haciendo mayores y, detrás, no es que los jóvenes vengan menos al teatro, es que ellos son menos para cualquier cosa. Suelo decir que, si a alguien le gusta el surf, aunque estará encantado en Salinas, seguramente querría vivir en Nazaré o en Tarifa. Si le gusta el esquí le gustaría vivir en el Pirineo o en Suiza. Pero si vive en Asturias debería aficionarse al teatro porque iba a ser muy feliz en Avilés”.

"En este tiempo de pantallas y pantallitas, el teatro tiene vigencia precisamente por su radical presencialidad. Hay tres cosas que nos legaron los griegos y ya tienen más de 2.500 años: las matemáticas, la filosofía y el teatro. Un gran defecto de nuestro país es que las artes escénicas, como la cultura audiovisual, están ausentes de los currículos escolares. Decía Unamuno que el asignaturismo es el gran problema de nuestra universidad, y también lo es de nuestro sistema educativo. Que ese arte de las artes que es el teatro siga estando fuera de las aulas es inaudito. Por eso es tan importante la actividad cultural y escénica dirigida a los jóvenes que se organiza en Avilés. Desde hace casi tres décadas, el escenario del Palacio Valdés, acoge cada primavera el estreno de varias obras hechas por adolescentes. Y ese es otro vínculo muy importante. Muchas vocaciones teatrales, como la de Juan Mayorga (ese teatrero, matemático y filósofo al que tanto queremos en Avilés y al que tanto le gusta venir), surgen precisamente cuando uno va al teatro y queda fascinado por lo que allí acontece. Hace pocas semanas casi mil alumnos vivieron esa experiencia en el auditorio del Centro Niemeyer con Lope (El animal de Hungría) y otros mil la vivirán a primeros de diciembre con Calderón (La vida es sueño). Si eres adolescente tu papel en el instituto o en la calle quizá no sea genial, pero si te subes a un escenario para interpretar otras vidas puede ser que la tuya cambie para siempre. O que eso te suceda desde una butaca contemplando otros mundos al otro lado de la cuarta pared.  Supongo que ahí está el origen de la vocación de muchos actores y actrices. Y de la felicidad que sentimos quienes tanto disfrutamos en el teatro”.

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