jueves, 25 de julio de 2019

Juntos

de Fabio Marra. Dirección: Juan Carlos Rubio.
Producción: Txalo Produkzioak.
con María Castro, Gorka Oxoa, Kiti Mánver e Inés Sanchez.

25 de julio de 2019. Centro Niemeyer, Avilés. 90’ aprox.


Miguel vive con su madre en un quinto sin ascensor. Su hermana Sandra hace tiempo que se fue de casa pero ahora que se va a casar vuelve para invitar a su madre a la boda. A Miguel no. Porque piensa que no es normal y se avergüenza de él.

En una cocina de fornica, roña y cariño conviven una madre rezongona y un hijo infantil que pronto cumplirá cuarenta años y hacia el que la hija pródiga siente más celos que afecto. Esos son los mimbres del ternurismo contagioso que ha hecho aplaudir al público entre algunas escenas. Ojalá que fuera de los teatros resultara tan fácil provocar esos buenos sentimientos. Por ejemplo, cuando se trata de que todos los niños, todos, puedan ir a las mismas aulas o a los mismos campamentos.  O de que los tengan presentes todos los profesores. Por ejemplo, en esos que reclaman asteriscos para evaluar y centros de educación especial para no tener en sus aulas a todos los niños, a todos. Pero en una noche de teatro es fácil sentir empatía hacia ese niño grande que es un cielo y esa madre abnegada que es pura sensatez. También es fácil (demasiado fácil) sentir antipatía por esa hermana descarriada que no ha sentido la llamada de la cocina ancestral y se ha buscado la vida lejos de su familia. Vamos que hay que bastante que objetar sobre la fácil sintonía que Juntos quiere (y consigue) alcanzar con el público. Por lo demás, nada que objetar al trabajo de los actores. De hecho, aunque la obra no esté a su altura, siempre da gusto ver trabajar a Kiti Mánver. Tampoco hay peros que ponerle a la correcta versión y dirección de Juan Carlos Rubio, del que sin embargo hemos visto obras bastante mejores (sin ir más lejos, hace tres semanas Lorca, la correspondencia personal, y antes La culpa, Sensible, Pancreas o Muñeca de porcelana). Lo que cada vez tengo más claro es que cuando una película o una obra de teatro ha sido muy aplaudida por millones de franceses entonces casi es seguro que a mi  no me va a gustar. Así que me alegro de haberme perdido El insólito caso de Martín Piche por ver en Mérida al Viejo amigo Cicerón. Está claro que ha habido meses teatralmente mejores en Avilés.