viernes, 21 de diciembre de 2018

Fedra

de Paco Bezerra. Dirección: Luis Luque.
producción: Pentación Espectáculos.
con Lolita Flores, Juan Fernández, Críspulo Cabezas, Eneko Sagardoy y Tina Sainz.

21 de diciembre de 2018. Centro Niemeyer, Avilés. 95’ aprox.

Mientras Teseo está ausente Fedra pierde la cabeza por Hipólito, pero el príncipe la rechaza. Despechada le dirá al rey que era él quien la asediaba

Sin referencia a Eurípides en los créditos del programa de mano (aunque sí en el comentario), esta Fedra se suma a esos montajes que se estrenan en Mérida habiendo sido diseñados para una gira muy larga. Se nota en ese escenario blanco con hendidura cavernosa y orgánica que en el Niemeyer queda tan bien, pero que en Mérida se une a ese tipo de montajes que acotan en exceso el espacio en el que se desarrolla el drama. El de esta Fedra se presenta como importante y rotundo pero no consigue emocionarme a pesar de que los cinco actores están impecables y de que las proyecciones y las músicas están muy bien ajustadas. Quizá sea porque esas voces amplificadas (en Mérida seguramente obligadas, pero aquí completamente innecesarias) restan verdad a los parlamentos de los intérpretes y hacen que uno eche de menos aquella emoción radical con que Lolita conmocionaba al patio de butacas en La plaza del diamante. Lo que le pasa a esta Fedra me llega mucho menos.


jueves, 20 de diciembre de 2018

Niue. Under the coconuts

texto y dirección: Maxi Rodríguez.
una producción de Escenapache
con Carlos Mesa y Alberto Rodríguez.

20 de diciembre de 2018. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 70’ aprox. Ciclo "Hecho en Asturias".
   
Soliloquios intercalados de dos hombres en una isla. Sobre la pareja, sobre la patria, sobre las redes sociales... Sobre todo lo que sirve para obviar la soledad.

Maxi Rodríguez tiene una escritura chispeante y agilísima. Los diálogos asturdianos (o cotirianos) que publica en La Nueva España tienen siempre la gracia de lo rabiosamente local. Y aquí la convierte en mundial no por el característico grandonismo astur sino porque los hilarantes diálogos existenciales entre los dos personajes que entretejen magníficamente Carlos Mesa y Alberto Rodríguez podrían ser comprendidos y disfrutados en cualquier lugar. Algo de Tip y Coll y algo de Jardiel son las resonancias que uno encuentra en el torrente de ocurrencias, entre absurdas y bien traídas pero siempre intencionadas, de estos personajes insulares empeñados en hacer perfecta la sintonía de sus logorreas. Niue. Under de coconuts es un divertimento para cualquier público que por momentos nos depara reflexiones selectas. Pero siempre con la coña propia de unos tipos que parecen la versión más aguda, hiperlocuaz e intrascendente de los naúfragos de Forges.


miércoles, 5 de diciembre de 2018

El declive

Autor: Nelson Valente. Dramaturgia, puesta en escena y dirección: Nelson Valente.
producción: Banfield Teatro Ensemble.
con Enrique Amido, Pachi Molloy, Carlos Rosas y Lide Urania.

5 de diciembre de 2018. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 65’ aprox.

Dos matrimonios maduros pasan juntos un domingo en casa de uno de ellos. Hay tedio y lugares comunes en sus conversaciones. También algunas confesiones imprevistas. Y momentos de crispación catártica que parece que podrían acabar con las dos parejas. Como seguramente pasará otra vez el próximo domingo.

Vivir en Avilés es un lujo si a uno le gusta el teatro. Esta maravilla de Nelson Valente que nos llega desde Buenos Aires solo se ha visto en la Villarroel de Barcelona, en Hospitalet, en Tarrasa y aquí. Y el azar ha hecho que forme un díptico perfecto con El amor menos pensado, la estupenda película de Juan Vera que reseñé ayer en el blog de cine y que, en tono dulce y burgués, nos presenta a otro matrimonio maduro de Buenos Aires que también vive el declive. El de estos cuatro personajes es mucho más áspero. El tono que Nelson Valente da a su historia es radicalmente hiperrealista. Y así consigue que sea tan importante lo que dicen (y da gusto escucharlos) como sus silencios (y asombra lo que consigue al prolongarlos). La suya es una maestría tan soberbia en la escritura, en la dirección escénica y en el trabajo con los actores que desde el primer minuto uno queda fascinado por lo que pasa en la intimidad de esos viejos amigos argentinos y no deja de asombrarse ni un segundo hasta que los actores salen a saludar y a recibir el largo y merecido aplauso. El patio de butacas acoge con sonrisas lo que a veces parece una comedia. Pero también ha sentido la aspereza, la hondura y lo revelador que resulta este espejo de la edad tardía que hoy ha puesto Nelson Valente en el escenario. Los cuatro actores están impresionantes siendo imposible imaginar más verdad y más calado en su trabajo. De hecho, uno siente que conoce y entiende a sus personajes desde hace mucho tiempo. Y eso es así porque Nelson Valente tiene una visión penetrante sobre las convivencias (y las sinvivencias) prolongadas y sobre los sobreentendidos (y los infraentendidos) cotidianos. Ya digo, es un lujo vivir en Avilés y poder sentir que en algunas noches de teatro uno también tiene la suerte de vivir en Buenos Aires.