Texto: Josep María Miró. Dirección: Xavier Albertí.
Una producción de Teatre Romea y Temporada Alta.
con Pere Arquillué.
11 de febrero de 2024. Teatro de La Abadía, Madrid. 105’ aprox.
Un texto superlativo y un actor inigualable. No es fácil reseñar lo que ha escrito Josep Maria Miró. Un coro de voces sobre una tragedia en tres tiempos: el del trauma infantil del padre, el de la dicha del hijo que quizá explica la inmolación de aquel y el de ese cuerpo tan bonito que el pueblo entero quizá haya sacrificado. El reto para Pere Aquillué era descomunal. Encarnar todas esas voces sin imposturas, a cuerpo limpio, con solo una luz a su derecha en un espacio vacío y oscuro. Después de verlo haciendo de Dios en el Paraíso perdido de Milton, que dirigió Andrés Lima, estaba seguro de que hoy sería una noche memorable. Y lo ha sido. Hora y tres cuartos de teatro mayúsculo. Del que se contempla hacia adentro, casi con los ojos cerrados y el alma despierta. Conscientes de que, cuando pasen los años, podremos decir que estuvimos en La Abadía viendo al gran Pere Arquillué en El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar. Lluis Homar me había encantado haciendo algo parecido, pero con más apoyos, en Terra Baixa, el clásico de Gimerá. Pero Arquillué ha ido más lejos con este clásico contemporáneo de Josep María Miró (merece la pena leer su propio epílogo y el excelente prólogo de Abel González Melo en la edición de Artezblai). Y hay que destacar también el fenomenal trabajo de Xavier Albertí en la dirección (el pasado verano veíamos en el Teatro Maria Luisa de Mérida su magnífico En mitad de tanto fuego, otro estupendo monólogo de Alberto Conejero protagonizado por Rubén de Eguía). Él y Pere Arquillué han conseguir llenar de verdad este espacio vacío habitado por muchas voces y un único hombre que ha conseguido emocionar a quienes hemos asistido a esta obra excepcional.