sábado, 11 de diciembre de 2021

True West

de Sam Shepard. Adaptación: Eduardo Mendoza. Dirección: Montse Tixé.
Producción: Octubre Producciones, Bitò Produccions y Tanttaka Teatroa
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c
on Tristán Ulloa, Pablo Derqui, José Luis Esteban y Jeannine Mestre.

11 de diciembre de 2021. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés. 90’ aprox. Estreno absoluto.

Dos hermanos se encuentran en la casa que su madre tiene cerca de Los Angeles. Ella se ha ido a Alaska y Austin aprovecha esos días para preparar el guión de una película mientras le cuida la casa. Inesperadamente llega su hermano Lee, un tipo sin oficio ni beneficio que viene del desierto. Austin tiene una cita con su productor para cerrar el contrato de la película pero Lee interfiere en ese encuentro y consigue que una idea suya bastante vaga sobre dos tipos que se persiguen en el desierto interese al productor más que el guión que estaba preparando su hermano. Cuando la madre regresa encuentra la casa tan alterada como la relación entre ellos.

Esta noche se estrena en el Niemeyer este clásico de Sam Shepard que parece sostener que el auténtico Oeste puede estar también en la relación entre dos hermanos. Tristán Ulloa y Pablo Derqui los encarnan con mucho brío en papeles que me resultan inesperados. La habitual fuerza de Pablo Derqui (Mario Gas lo ha dirigido en registros intensísimos en Pedro Páramo y en Calígula) poco tiene que ver con el carácter sosegado del hermano que comienza tan flemático y termina desquiciado. Y también sorprende la aspereza y el cinismo que Tristán Ulloa consigue dar al personaje del hermano intempestivo. Los dos están cojuntadísimos en esta historia que no deja de ser también un duelo que tiene a un productor y a una madre como testigos. La dirección de Montse Tixé es también muy atinada combinando muy bien las escenas matinales y nocturnas con los estados de los personajes, aprovechando las posibilidades de los movimientos laterales del telón para las transiciones y generando oportunos cambios de atmósferas en el espacio escénico conforme la relación entre los hermanos avanza hacia el desastre. La adaptación del texto de Eduardo Mendoza también es muy fluida y apropiada. Solo me queda la duda de si el pesimismo de Sam Shepard no tendrá también algo de fascinación reaccionaria. En este sentido, me debato entre considerar la historia como una mirada nihilista a las relaciones familiares (particularmente las fraternales) o si interpretar que nos está advirtiendo sobre el magnetismo y el poder disolvente del caos sobre cualquier forma de orden (quizá para defender la tesis de que hay que mantenerlo bien a raya). No sé qué pensar sobre las intenciones de Sam Shephard, pero todo lo demás me ha gustado mucho.