de Jesús Arbués a partir de la novela homónima de Julio Llamazares.
Una producción de Corral de García.
con Ricardo Joven y Alicia Montesquiu.
7 de diciembre de 2021. Teatro Español (Sala Margarita Xirgo), Madrid. 85’ aprox.
Aunque son muy distintos, siempre me ha parecido que Ainielle y Comala pertenecían a la misma patria literaria, que las contenidas evocaciones de Llamazares tenían algo que ver con el mundo abigarrado de Rulfo. Así que me ha encantado la coincidencia que nos trajo hace dos meses al Palacio Valdés el montaje de Mario Gas de Pedro Páramo y ahora nos permite encontrarnos en la sala pequeña del Español con La lluvia amarilla que dirije Jesús Arbués. Allí Vicky Peña y Pablo Derqui hacían un trabajo complejísimo y extraordinario. Aquí Ricardo Joven y Alicia Montesquiu también están magníficos en una obra contenidisima en la que él lleva el peso principal del texto con una presencia rotunda y una modulación interpretativa perfecta, mientras que ella aporta un contrapunto impecable en las palabras, en las respiraciones, en los movimientos y, por supuesto, en esa voz que canta deliciosamente, haciendo aún más poética esta propuesta escénica. La obra es fiel a las imágenes y las emociones que provoca la lectura de la excelente novela que escribió Julio Llamazares hace ya más de tres décadas. Mucho antes de que Sergio del Molino pusiera en circulación la idea de una España vacía que ahora se banaliza con esa irritante expresión de vaciada. La lluvia amarilla (la novela y esta obra) trasciende con mucho ese tema y, por supuesto, está muy lejos de cualquier tópico.