en inglés con interpretación simultánea
dramaturgia: Ximena Vera. Dirección: María Caudevilla.
producción: Up-a-tree Theatre / Baraka Teatro.
con Ximena Vera y Mary Fitzer.
2 de diciembre de 2016. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 90’ aprox.
La famosa violonchelista británica Jacqueline du Pré nos habla de su vida y de sus sentimientos. De su amor por la música, de su amor por un músico, del sufrimiento por la devastadora enfermedad que le impidió seguir tocando. Y también del descubrimiento de la poesía y de la música en las palabras.
Una avilesina nos va contando las vivencias de aquella mujer que consagró su vida a un instrumento. Mientras tanto, desde un ventanuco al fondo del escenario, una americana va leyendo ante un micrófono la traducción de lo que nuestra paisana va diciendo en inglés. El público no angloparlante va provisto de cascos para seguir la historia. La idea de una española que habla muy bien inglés y fascina a los de su pueblo y de una anglosajona que habla muy bien español y se lo traduce a los torpes podría dar para un curioso espectáculo de La Cubana. Por ejemplo, para una sátira que sintonizara con lo que he sostenido en los artículos sobre la ilusión bilingüe que están en mi blog de educación. Eso sí, si en vez de tratarse de Jacqueline du Pré el músico reivindicado fuera, por ejemplo, Pau Casals y un actor avilesino se atreviera a mostrar en público durante hora y media sus dotes con la bonita lengua catalana, me temo que no sería tan bien recibido, ni siquiera con traducción simultánea. Aunque la cosa multilingüistica también podría dar para un experimento teatral mucho más interesante si las lenguas, además del medio, fueran el tema y el autor de la obra fuera, por ejemplo, un Juan Mayorga que se animara a explorar las posibilidades de lo que sugiere la película La llegada o de lo que planteo en el caso simulado sobre el proyecto Babel. Pero si de lo que se trataba era simplemente de llevar al escenario una propuesta sobre la vida de Jacqueline du Pré hay que decir que lo visto y oído da para una de tantas buenas funciones de las que presenciamos en el ciclo Hecho en Asturias. Eso sí, con un texto interesante y una puesta en escena bastante correcta. Por lo demás, si la avilesina hubiera hablado en castellano seguramente habrían venido menos profesores de inglés al teatro, pero habríamos podido valorar mejor sus méritos como actriz sin la distracción de estar pendientes de su dominio del inglés o de los leves tropiezos en el buen castellano de su compañera traductora.