de Colm Tóibín. Adaptación y dirección: Agustí Villaronga.
Una Producción de TESTAMENTO.
con Blanca Portillo.8 de mayo de 2015. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 80’ aprox.
María nos cuenta la verdad. No la que están escribiendo los evangelistas. La que ella vivió con un hijo que empezó a decir cosas extrañas y acabó crucificado. Desde su vejez nos dice que no está segura de la resurrección de Lázaro y que no entiende lo que pasó en la boda de Caná. Lo que sí recuerda es que no se quedó al pie de la cruz y que cada día sufre porque no hizo lo que dirán de ella los evangelistas.
Blanca Portillo es la virgen. No por este personaje que reniega de ser la madre de Dios, sino porque desde el primer instante del monólogo demuestra ser una actriz superlativa. Habla y se mueve como una sexagenaria doliente y escéptica que vive sola y a la que importunan las visitas de los que quieren construir un relato para la posteridad. Sus gestos y sus palabras son tan poderosas que cautivarían al espectador aunque estuviera hablando en hebreo. Y está magníficamente acompañada por una escenografía que crea un espacio que tiene algo de casa antigua y de taller artesano. La iluminación y el vestuario son también las de una obra mayor. Pero lo que me falla es el texto y la idea. Se me hace extraña esta reivindicación de otro tipo de dolor para un personaje que nunca ha sido secundario. Una María laica no puede distanciarse de las malas compañías de su hijo sin renegar también de su parte en el relato. De que los evangelistas le hagan decir "hágase en mi según tu palabra". Debería renegar de todo, no solo de lo que pasó en la colina. Y esta María humanizada debería reivindicar con más fuerza a aquel padre que se ha convertido en arquetipo de una masculinidad postergada. Más que el de María sería el de José el punto de vista interesante. El del pobre hombre que nunca fue otra cosa y al que ningún relato emparenta con Dios. Lo que pudiera haber dicho ese hombre sobre él y sobre ella quizá sí podría ser interesante. Mucho más que lo que dice esta María que ha tenido la suerte de ser encarnada por una actriz que es la virgen.