sábado, 9 de mayo de 2015

Vooyeur

de Patricia Jordá. Director: Luis Andrés.
Un espectáculo de La Trapa Produce.
con Ana Adams, Carmen del Conte, Marta Flich, Alda Lozano, Iban Malo, Patricia Jordá, Rodrigo Ramírez, Mario de la Rosa y José Ygarza.
 
9 de mayo de 2015. Teatro Galileo, Madrid. 105’ aprox.


La primera mujer creada por Dios no fue expulsada del paraíso. Huyó de Adán en busca de formas mejores de vivir el sexo. Y eso es lo que veremos en diversas escenas dentro y fuera del escenario. Un encuentro en la oscuridad entre una pareja que vuelve a amarse como cuando eran niños, unos actores que notan que se desean mientras preparan una función en la que sus personajes se aman, un trío en el que ella es la lideresa, un ejecutivo con corbata que tiene una conversación erótica con su mujer desde la oficina, un matrimonio que habla de sexo como si fueran un escritor y su editora y que lo practican sin tocarse. Y de nuevo esa Eva liberada que nos despide desde el escenario.

Me encantan esas obras de pequeño formato en las que los espectadores seguimos a los actores por diferentes espacios. En La Casa de la Portera o en La Pensión de las Pulgas son frecuentes. Tras haber disfrutado de permutaciones entre escenarios  tan inolvidables como las de Carne Viva de Denise Despeyroux o las de aquel magnífico Cart Macabre que trajo el Old Vic de Londres a la Cúpula del Niemeyer hace cuatro años, no podía dejar pasar la oportunidad de participar en lo que se anunciaba como una experiencia de voyeurismo itinerante. Pero ni como vivencia teatral ni como incentivo erótico este Vooyeur me resulta estimulante. Las dos mejores escenas me parecen las del encuentro en la oscuridad y la del oficinista, precisamente las dos que se desarrollan en espacios pequeños lejos del escenario. Pero las transiciones y los regresos a la butaca no me convencen. Se pierde el encanto de lo que parecía que iba a ser un periplo enmascarado a la búsqueda de encuentros íntimos. De hecho, creo que el espectáculo escora más hacia lo hilarate (en el trío, la interpretación de la chica me parece el justo medio entre Lina Morgan y Verónica Forqué) que hacia lo libidinoso. Todo está bien interpretado, pero no me siento más voyeur que cualquier otro día en el teatro.