coproducción del Centro Dramático Nacional y Traspasada
con Isabelle Stoffel.
9 de noviembre de 2013. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 70’ aprox. Ciclo "Off-Niemeyer".
Una mujer rememora su vida sexual. Lo hace en una especie de disertación en la que reconstruye en clave trascendente el significado de sus vivencias. Su monólogo reivindica la ascesis sexual a través de la rendición al sexo anal.
Directa, profunda y delicada es esta obra que adapta magníficamente un texto de erotismo reflexivo publicado en La sonrisa vertical. Es un monólogo difícil y meritorio (y más para una actriz suiza) pero especialmente propicio para la intimidad que permite este club teatral que es el Off-Niemeyer. Sin duda, es una obra demasiado explícita (aunque solo oralmente) para el público del teatro convencional y demasiado reflexiva (e irónica) para el público de los otros clubs más próximos al tema (me encantaría ver las reacciones de ambos ante una propuesta así). Es un monólogo que expone sin pudor vivencias sexuales, que interpreta sin remilgos su significado, que entiende la vida (también la sexual) como proceso de indagación, que no rehúye lo políticamente incorrecto (una mujer reivindicando la entrega al sexo anal) pero que no cae en lo zafio (su alegato está bien lejos del machismo). A Isabelle Stoffel la vimos en junio, en la pantalla del cine del Niemeyer, cuando Jonás Trueba presentó aquí Los ilusos. Ella aparecía en esa estupenda película formando parte de ese entorno de actores jóvenes que dudaban de su futuro profesional. El éxito que merece este monólogo debería despejar aquellas dudas.
Directa, profunda y delicada es esta obra que adapta magníficamente un texto de erotismo reflexivo publicado en La sonrisa vertical. Es un monólogo difícil y meritorio (y más para una actriz suiza) pero especialmente propicio para la intimidad que permite este club teatral que es el Off-Niemeyer. Sin duda, es una obra demasiado explícita (aunque solo oralmente) para el público del teatro convencional y demasiado reflexiva (e irónica) para el público de los otros clubs más próximos al tema (me encantaría ver las reacciones de ambos ante una propuesta así). Es un monólogo que expone sin pudor vivencias sexuales, que interpreta sin remilgos su significado, que entiende la vida (también la sexual) como proceso de indagación, que no rehúye lo políticamente incorrecto (una mujer reivindicando la entrega al sexo anal) pero que no cae en lo zafio (su alegato está bien lejos del machismo). A Isabelle Stoffel la vimos en junio, en la pantalla del cine del Niemeyer, cuando Jonás Trueba presentó aquí Los ilusos. Ella aparecía en esa estupenda película formando parte de ese entorno de actores jóvenes que dudaban de su futuro profesional. El éxito que merece este monólogo debería despejar aquellas dudas.