con Fernanda Orazi.
12 de octubre de 2013. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 70’ aprox. Ciclo "Off-Niemeyer".
Andrómeda habla con Luz a través del ordenador. Son dos hermanas gemelas que se preparan para que Andrómeda suplante a Luz tras su muerte, al parecer cercana. El diálogo desvelará en qué consiste la realidad. Al menos para ellas.
Impresionante inauguración de este Off-Niemeyer que tan acertadamente se programa como teatro alternativo de pequeño formato en un lugar tan apropiado como el Club del Centro Niemeyer (una excelente idea de Antonio Ripoll de la que ya tuvimos un anticipo en aquel estupendo Off-Canapés que organizó en los primeros meses de 2012). Para los afortunados que vivimos en la Cúpula del Niemeyer el Cart Macabre del Old Vic Tunnels de Londres en aquel verano de 2011 en que Kevin Spacey representó en Avilés su Ricardo III, esta noche ha sido un regreso a ese tipo de experiencias teatrales memorables en los espacios singulares del genial arquitecto brasileño. El viernes Fernanda Orazi estuvo muy bien en el Palacio Valdés con Las palabras. Ahora con La realidad nos regala una impresionante lección de buen hacer interpretativo. Las dos gemelas dialogan en tiempo real, pero es la misma actriz a la que vemos haciendo de Andrómeda aquí y de su hermana gemela en la India. Fernanda Orazi ha grabado previamente las partes del diálogo correspondientes a Luz ofreciendo un prodigio de sincronía que hipnotiza al ver cómo se hablan y se escuchan la actriz real y la virtual. Resulta deslumbrante la simplicidad de esta compleja apuesta por un teatro tan grande como mínimo. Pero lo mejor es que la sorpresa por la pericia técnica con que se ejecuta esta arriesgada idea da paso pronto a la inmersión en los diálogos. Y es que la proximidad de una intérprete que transmite todas las emociones y matices de una intimidad fraternal se acentúa con la belleza, frescura y profundidad de un texto en el que se nota la complicidad entre la actriz que da vida a esos personajes magnéticos y la autora que los ha creado. Las dos ya están entre mis teatreros preferidos del río de la Plata. Pero mi debilidad por el teatro de allá no me ciega: todo el público quedó impresionado por lo que acabábamos de disfrutar. A la salida me compré el librito con el texto de la obra. En su delicioso prólogo Denise Despeyroux explica muy bien lo que hemos sentido: “Y es que tal vez la magia en el teatro, como en la vida, no sea más que ese peculiar modo de tomar en serio la fantasía para lograr que aparezca, a su vera y a su luz, la realidad”.
Impresionante inauguración de este Off-Niemeyer que tan acertadamente se programa como teatro alternativo de pequeño formato en un lugar tan apropiado como el Club del Centro Niemeyer (una excelente idea de Antonio Ripoll de la que ya tuvimos un anticipo en aquel estupendo Off-Canapés que organizó en los primeros meses de 2012). Para los afortunados que vivimos en la Cúpula del Niemeyer el Cart Macabre del Old Vic Tunnels de Londres en aquel verano de 2011 en que Kevin Spacey representó en Avilés su Ricardo III, esta noche ha sido un regreso a ese tipo de experiencias teatrales memorables en los espacios singulares del genial arquitecto brasileño. El viernes Fernanda Orazi estuvo muy bien en el Palacio Valdés con Las palabras. Ahora con La realidad nos regala una impresionante lección de buen hacer interpretativo. Las dos gemelas dialogan en tiempo real, pero es la misma actriz a la que vemos haciendo de Andrómeda aquí y de su hermana gemela en la India. Fernanda Orazi ha grabado previamente las partes del diálogo correspondientes a Luz ofreciendo un prodigio de sincronía que hipnotiza al ver cómo se hablan y se escuchan la actriz real y la virtual. Resulta deslumbrante la simplicidad de esta compleja apuesta por un teatro tan grande como mínimo. Pero lo mejor es que la sorpresa por la pericia técnica con que se ejecuta esta arriesgada idea da paso pronto a la inmersión en los diálogos. Y es que la proximidad de una intérprete que transmite todas las emociones y matices de una intimidad fraternal se acentúa con la belleza, frescura y profundidad de un texto en el que se nota la complicidad entre la actriz que da vida a esos personajes magnéticos y la autora que los ha creado. Las dos ya están entre mis teatreros preferidos del río de la Plata. Pero mi debilidad por el teatro de allá no me ciega: todo el público quedó impresionado por lo que acabábamos de disfrutar. A la salida me compré el librito con el texto de la obra. En su delicioso prólogo Denise Despeyroux explica muy bien lo que hemos sentido: “Y es que tal vez la magia en el teatro, como en la vida, no sea más que ese peculiar modo de tomar en serio la fantasía para lograr que aparezca, a su vera y a su luz, la realidad”.