de William Shakespeare. Puesta en escena: José C. García.
Producción: Companhía do Chapitô.
con Carlos Pereira, Susana Nunes y Tiago Viegas.
22 de julio de 2025. Corrala Palacio del Caballero, 19 Festival de Teatro Clásico de Olmedo. 80’ aprox.
El Rey Lear decide dividir su reino entre sus tres hijas, pero antes les pide que le demuestren su afecto. Goneril y Regan lo adularán falsamente, pero Cordelia es sincera y se niega a hacer otra cosa que mantener el cariño que le ha tenido siempre. Por eso es desheredada y la cosa deviene en tragedia para el Rey y para ella.
Los tres intérpretes hacen todos los personajes. A cuerpo limpio, en un escenario oscuro en el que apenas cuentan con una silla y muchos folios. Hay planteamiento, nudo y desenlace, pero para cartografíar los personajes son más importantes los gestos que las palabras. De hecho, no se habla de Cordelia ni se nombra a sus hermanas. Ella es la pequeña y las otras dos serán la hermana mayor y la mediana. Es teatro radicalmente gestual y corporal. Minimalista, pero conceptualmente manierista. Cada detalle importa porque además de desvelar la condición humana de los personajes de Shakespeare se nos muestra con igual nitidez la hiperrealidad de una mosca, de un cuervo o de una cabra. El virtuosismo interpretativo es cautivador y apabullante. Uno sabe que está viendo algo único, marca de la casa de una compañía que parece imposible no haber conocido antes. Pero la singularidad no está solo en la forma, también en situarnos en la distancia justa con la tragedia de Shakespeare para presentarla con fidelidad y a la vez deconstruirla con ironía y recursos metateatrales. No es comedia, ni tragedia, ni farsa, ni mimo, ni alegoría. Es mucho más que todo eso. Es algo único y fascinante. Es Chapitô, nada menos. Lo hemos visto en Olmedo y lo tenemos muy claro: volveremos.