Autora: Elvira Lindo. Adaptación y dirección: Francisco Pardo.
La Westia Producciones.
con Isabel Marcos, César Alonso y Virginia Rey.
La vida monótona de un matrimonio setentero. Él vive a bordo de un sillón
y enganchado a la tele. Ella esperando que algo cambie. Por ejemplo, que aparezca un
vecino aventurero y de mundo que le anime las noches de los viernes.
Vida conyugal insana. Es el punto de partida de una obra en la que ella
sale (o imagina que es posible salir) de un matrimonio estancado.
Francisco Pardo ha decidido no situar en el presente el sugerente texto
de Elvira Lindo sino aprovechar ese distanciamiento para convertirlo en
una historia entre poética y burlesca. El guiñol no está solo
en esas marionetas que aparecen en algunos diálogos
sino también en el tono general de unas escenas, con maneras
satíricas, que nos colocan a la distancia justa del drama. El dispositivo
escénico es perfecto, tanto en el vestuario como en esas estructuras en forma de mosaico colorista que sirven para mostrar, ocultar o
abrir ventanas. Las interacción entre los personajes, tan
bien interpretados por Isabel Marcos, César Alonso y Virginia Rey, me ha recordado por momentos el tono de una obra mayúscula. Me refiero a Decadencia, esa maravilla dirigida por el gran Pedro Casablanc e interpretada por él y por Maru Valdivieso que tuvimos la suerte de que se estrenara el pasado mes de marzo en este mismo teatro.