una producción de Entrecajas Producciones Teatrales.
con César Sarachu.
27 de abril de 2019. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 75’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer
Una mañana descubre que se le han roto las gafas. Como sus hijos le habían regalado unas de bucear graduadas, decide ponérselas y salir con ellas a la calle. Algunos le miran raro pero él lo ve todo distinto y entiende muchas cosas. Hasta El mundo como voluntad y representación de Arthur Schopenhauer. Con esas gafas va a alguna recepción en el Palacio Real y tiene extraños encuentros con el Rey. También se ve con profesores de instituto algo raros que llevan gafas de bucear de colores y conspiran en un bar llamado El número i. En casa, la vida con su mujer y con sus hijos también resulta distinta desde que todo lo ve con esas gafas intensamente azules.
En aquel encuentro de diciembre de 2017 con Ernesto Caballero que moderó Saúl Fernández en el Palacio Valdés, Juan Mayorga ya nos habló de unas gafas intensamente azules que quería convertir en pieza teatral. Fue pocos días después de aquel otro díptico lleno de emoción en el que, como ahora, vimos en dos días consecutivos El cartógrafo y Himmelweg. La coherencia trágica de aquellas dos obras es simétrica a la coherencia hilarante de este nuevo díptico que componen El mago que vimos ayer y esta Intensamente azules de hoy. Eso sí, las cuatro obras son textos extraordinarios y propuestas escénicas de altísimo calado reflexivo. Cuando hace unos días leía el texto de Intensamente azules me parecía indudable que Juan Mayorga lo había escrito pensando en César Sarachu (de hecho, lo sigue haciendo: esta mañana nos comentaba que tras la charla con los alumnos se encontraría con él para retocar algunos momentos de la obra). Tras lo visto esta noche está claro que ese texto, lleno de poesía irónica, solo es la mitad de la obra porque el calado de sus palabras se completa con la gestualidad impresionante de un César Sarachu que consigue que, a la vez que nos reímos, percibamos con nitidez intensamente azul la manera en que su personaje entiende el mundo como voluntad y representación. Si desde ayer estoy seguro de que El mago será traducido a muchas lenguas e interpretado con mucho éxito en muchos países (me encantaría verlo en Buenos Aires), hoy pienso lo mismo de este texto (muy hermosamente editado, por cierto, por La uña rota con ilustraciones de Daniel Montero Galán). Sin embargo, quien lo protagonice tendrá muy difícil superar lo que logra César Sarachu con él. Intensamente azules es una especie de ensayo sobre la lucidez, un contrapunto irónico a esa seriedad pesimista que renuncia a buscar colores en lo nouménico. La referencia a Schopenhauer no solo sirve de decorado filosófico hilarante con paleta monocromática (aunque en la obra no se dice, aquel filósofo también escribió un tratado titulado Sobre la visión y los colores), sino que quizá también sea un marco conceptual para una epistemología teatral en la que, con los juguetones mimbres de la autoficción, Mayorga parece reivindicar lo trascendental que podría ser para cualquier sujeto atreverse a mirar el mundo con unas gafas del color que da nombre a nuestro planeta y que, sin embargo, apenas existe en la naturaleza viva no humana. Por cierto, ayer me regalaron un reloj intensamente azul.