Autor y dirección: Ernesto Caballero.
una coproducción de Focus y Centro Dramático Nacional
con Carmen Machi, Mirela Aixalá y Francisco Reyes
4 de noviembre de 2017. Teatro Jovellanos, Gijón. 100’ aprox.
una coproducción de Focus y Centro Dramático Nacional
con Carmen Machi, Mirela Aixalá y Francisco Reyes
4 de noviembre de 2017. Teatro Jovellanos, Gijón. 100’ aprox.
En 2037 se ha desintegrado Europa y en España gobierna el populismo. Al país le va muy mal así que los nuevos gobernantes han decidido obtener recursos vendiendo el patrimonio artístico. También Las Meninas, de las que una monja mediática hará una copia para sustituirla en el Prado. Pero a la monja le dan raptos de locura vanguardista y la copia quizá no salga como se espera.
Casi un monólogo de Carmen Machi contrapunteado por Mireia Aixalá como directora boba del Museo del Prado y Francisco Reyes como vigilante nocturno que desquicia la libido y el criterio estético de la monja copista. Carmen Machi la encarna con solvencia en clave de farsa y eso hace reír mucho al público. Quizá porque reconoce registros cómicos propios de sus papeles televisivos o quizá porque comparte la intención burlesca de la obra hacia las vanguardias estéticas y políticas. La autora de Las Meninas contiene un retablo de tópicos populares (y otros no tanto) sobre el arte contemporáneo. Lo de retablo es literal porque los tres intérpretes están acompañados por tres grandes pantallas-cuadro que nos van ilustrando sobre el contraste entre la reconocible belleza de Las Meninas y las locuras artísticas del siglo XX (desde Kandinski hasta Abramovic). El discurso es obvio y viene a reforzar la familiaridad del muchos con lo que se expone en las salas más concurridas del Prado y el rechazo que les generan las propuestas que se exhiben en el Reina Sofía. Eso sí, evitando prudentemente cualquier mofa hacia la pintura contemporánea española, ya que citar a Foucault o a Benjamin puede dar pátina ilustrada y crítica a la obra, pero meterse con Picasso ya sería demasiado. Así que, entre las risas incontenibles del público ante todos los resortes que se han dispuesto para provocarla y la parsimonia con que avanzan los diálogos entre la monja y la directora y se van sucediendo sus raptos de locura, yo no dejo de mirar el reloj esperando que todo acabe y pueda volver pronto a 2017.