Dirección y dramaturgia: Francisco Lumerman.
Producción: Timbre 4.
con Luciano Cáceres
5 de diciembre de 2025. Centro Niemeyer (club), Avilés. 55’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer.
René pasa mucho tiempo sin hablar. Y ahora lo hace para contarnos cómo ha sido su vida. La de un perro que no reacciona, como le decía su padre. La de un carpintero para el que los límites de su mundo son los de su taller. La de un hombre que aprendió a culiar con la mujer del grandote. Y finalmente la de un ser condenado al silencio.
Hay monólogos de texto, monólogos de atmósferas y monólogos de expresión. Muerde es las tres cosas en grado superlativo y quizá por eso nos muerde el alma. Muerde ese soliloquio sincopado de un ser desvalido y habla intermitente al que se le transparentan los pensamientos. Muerde esa vida confinada que recuerda a la de otros infelices inolvidables como el Pacífico de Las guerras de nuestros antepasados o el Azarías de Los santos inocentes. A estos Delibes les dio unas vidas rurales en tierras castellanas y extremeñas. Francisco Lumerman y Luciano Cáceres obran el milagro de un René que uno esperaría porteño, pero que parece habitar en el Comala de Rulfo. Del primero ya supimos que era un dramaturgo y director magnífico cuando vimos El amor es un bien en aquellos tiempos confinados en que La Abadía y Timbre 4 trajeron a nuestras casas la cuarta pared de sus escenarios. A Luciano Cáceres es la primera vez que lo vemos y nos ha dejado fascinados poniendo voz, cadencia, piel, mirada y gesto a ese René que inspira tanta ternura como aquellos personajes de Delibes. Muerde cierra en nuestro off del Niemeyer una gira española que solo ha pasado antes por Barcelona y Madrid. Algo que debería llenarnos de orgullo al disfrutar de una programación escénica sin parangón fuera de esas ciudades. Así que, esperando que vuelvan pronto por aquí, les deseamos lo mejor a Francisco y a Luciano. Como apuntaba en la reseña de Tebas Land, quizá haya que ir pensando en habilitar en Avilés una conexión continua y estable entre nuestros escenarios y pantallas con los Timbres 4 y las salas Gaumont de Buenos Aires. En estos tiempos mileicos que asedian al INCAA y a los teatreros argentinos son más necesarios que nunca esos túneles secretos que conectan los espacios culturales de allá y acá.
