sábado, 8 de noviembre de 2025

Los yugoslavos

Autoría y dirección: Juan Mayorga.
Producción: Teatro de la Abadía.
con Luis Bermejo, Javier Gutiérrez, Natalia Hernández y Alba Planas
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8 de noviembre de 2025. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 90' aprox.

Antes de que Gerardo pague y se vaya de bar, Martín le felicita por la manera en que ha reconfortado a un hombre. También le cuenta que cuando cierra el bar y vuelve a su casa no es capaz de sacar a su mujer de la tristeza. Se llama Ángela y Martín le pide a Gerardo que hable con ella. Al principio él se niega, pero luego sigue a esa mujer que a veces sale para buscar un lugar señalado un mapa. Quizá sea un bar y podría llamarse Los yugoslavos, un sitio en el que los hombres juegan en serio mientras las mujeres bailan. 

Masculino, con espacios definidos y lleno de palabras. Así es para Martín el territorio de su bar. El mapa de Ángela es enigmático, propicio para la desazón que la hace sentirse extranjera en su hogar. Gerardo y su hija Cris harán de puente entre los dos. Los yugoslavos es hiperrealista y elusiva. Con un espacio escénico que hace abstractamente continuos el bar y el hogar. Pero, como casi siempre en el teatro de Mayorga,  son las grietas que se van abriendo lo que interesa de verdad. Algunas conectan expresamente con otras obras suyas: como los mapas de El cartógrafo, aquellas gafas intensamente azules, los nombres ficticios en los buzones de Maria Luisa o las jaulas de los animales en La  gran cacería que ayer volvíamos a ver aquí. Igual que le sucedía al propio Mayorga como  viajero insomne de ese barco triple (o cuádruple), en Los yugoslavos hay efectos singulares entre los personajes y los intérpretes. Como el sosiego de Luis Bermejo haciendo de Gerardo, la bondad de Javier Gutiérrez haciendo de camarero capaz de percibir la bondad, los contrapuntos de la joven Alba Planas dislocando a ese padre o la intensa dualidad de Natalia Hernández en el papel de mujer presente y silente con un poderoso monólogo final  que me ha recordado a los de otros personajes femeninos de Wajdi Mouawad. En Los Yugoslavos, y en buena parte del teatro de Mayorga, se entreveran personajes cercanos, que buscan y no encuentran, con evocaciones de territorios añorados o perdidos por catástrofes y guerras. Y en esa grieta entre el nosotros particular y el nosotros universal cobran sentido las referencias a los exilios yugoslavos o a esa franja entre las dos Coreas en la que los pájaros se posan sobre las minas. Así, cuando al final Gerardo se dirige a nosotros y, como buen camarero, nos pregunta ¿qué va a ser? nos quedamos dudando entre lo que querríamos pedir y lo que deberíamos ser.