Texto: Pablo Messiez a partir de La palabra de Kaj Munk. Dirección: Pablo Messiez.
Una coproducción de Teatro Español y Buxman Producciones.
con Marina Fantini, Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, José Juan Rodríguez, Íñigo Rodríguez-Claro y Mikele Urroz.
8 de octubre de 2022. Matadero (Sala Max Aub), Madrid. 90’ aprox.
Una
pareja de mujeres lesbianas vuelve a la casa de la familia vasca de una
de ellas. La otra es argentina y está al final de su embarazo. Allí se encuentran con una hermana poeta y otra que va en silla de ruedas y dice
todo lo que piensa. También está otro hermano que habla como Jesucristo. Un médico llega a la casa para asistir en el parto, pero no podrá hacer nada para salvar la vida del niño ni de la madre. Es entonces cuando se pone en juego la
voluntad de creer en un milagro. Pero el juego había empezado antes,
cuando los actores y las actrices nos esperaban en la sala y
hablaban con nosotros. Todo esto nos hará interrogarnos sobre la voluntad de creer.
No
se puede mentir sin querer. Pablo Messiez lo sabe y nos lo dice. Por eso hace que la
ficción verdadera que es el teatro se convierta esta noche en una
oportunidad para repensar nuestras intenciones cuando decidimos no creer
en lo que vemos o creer en lo que no vemos. La cuarta pared aquí no se
rompe, solo se resquebraja convirtiendo cada grieta en un espejo diferente.
Uno es ese monitor que nos muestra todo el
tiempo Ordet, la película de Dreyer que es el referente existencialista que da sentido a La voluntad de creer. Otro está en los divertidos juegos del lenguaje, entre surrealistas e hiperrealistas, que nos hacen creer que quizá estemos ante una extraña comedia. Y otro de los espejos está en la propia grieta que es siempre el lenguaje y en sus poéticas junturas naturales por las que Pablo Messiez nos señala la magnitud y belleza de lo intraducible. Es lo que nos ha mostrado esta noche un elenco magnífico que no solo ha conseguido levantar unos personajes increíbles (entre ellos a una muerta) sino también al público que al final aplaudirá con fuerza expresando quizá su voluntad de creer en el milagro del teatro.