miércoles, 5 de diciembre de 2018

El declive

Autor: Nelson Valente. Dramaturgia, puesta en escena y dirección: Nelson Valente.
producción: Banfield Teatro Ensemble.
con Enrique Amido, Pachi Molloy, Carlos Rosas y Lide Urania.

5 de diciembre de 2018. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 65’ aprox.

Dos matrimonios maduros pasan juntos un domingo en casa de uno de ellos. Hay tedio y lugares comunes en sus conversaciones. También algunas confesiones imprevistas. Y momentos de crispación catártica que parece que podrían acabar con las dos parejas. Como seguramente pasará otra vez el próximo domingo.

Vivir en Avilés es un lujo si a uno le gusta el teatro. Esta maravilla de Nelson Valente que nos llega desde Buenos Aires solo se ha visto en la Villarroel de Barcelona, en Hospitalet, en Tarrasa y aquí. Y el azar ha hecho que forme un díptico perfecto con El amor menos pensado, la estupenda película de Juan Vera que reseñé ayer en el blog de cine y que, en tono dulce y burgués, nos presenta a otro matrimonio maduro de Buenos Aires que también vive el declive. El de estos cuatro personajes es mucho más áspero. El tono que Nelson Valente da a su historia es radicalmente hiperrealista. Y así consigue que sea tan importante lo que dicen (y da gusto escucharlos) como sus silencios (y asombra lo que consigue al prolongarlos). La suya es una maestría tan soberbia en la escritura, en la dirección escénica y en el trabajo con los actores que desde el primer minuto uno queda fascinado por lo que pasa en la intimidad de esos viejos amigos argentinos y no deja de asombrarse ni un segundo hasta que los actores salen a saludar y a recibir el largo y merecido aplauso. El patio de butacas acoge con sonrisas lo que a veces parece una comedia. Pero también ha sentido la aspereza, la hondura y lo revelador que resulta este espejo de la edad tardía que hoy ha puesto Nelson Valente en el escenario. Los cuatro actores están impresionantes siendo imposible imaginar más verdad y más calado en su trabajo. De hecho, uno siente que conoce y entiende a sus personajes desde hace mucho tiempo. Y eso es así porque Nelson Valente tiene una visión penetrante sobre las convivencias (y las sinvivencias) prolongadas y sobre los sobreentendidos (y los infraentendidos) cotidianos. Ya digo, es un lujo vivir en Avilés y poder sentir que en algunas noches de teatro uno también tiene la suerte de vivir en Buenos Aires.