sábado, 2 de junio de 2018

La voz dormida

de Dulce Chacón. Adaptación: Cayetana Cabezas. Dirección: Julián Fuentes Reta.
producción: Salvador Collado.
con Laura Toledo.

2 de junio de 2018. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 70’ aprox. Ciclo Off-Niemeyer
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A Pepita le hace bien hablar con su hermana Hortensia mientras cose. Como si aún estuviera viva, como si no la hubieran fusilado. También la vemos evocando lo que les pasó tras la guerra. A su hermana en la cárcel, a ella en Madrid y a los hombres que se echaron al monte.

Laura Toledo está impresionante en esta adaptación teatral que convierte en soliloquio múltiple el relato también fragmentario de la magnífica novela de Dulce Chacón. La oralidad femenina y doliente que hacía tan entrañable y triste aquel relato sigue presente en esta adaptación escénica que cuenta con una actriz capaz de llenar de verdad y emoción esas palabras meridionales. A Laura Toledo le ha tenido que llegar de casa ese lenguaje y esa forma de estar en la vida tan característicos de una mujer de posguerra. Solo así se explica que pueda aportar tanta verdad a su personaje. Por lo demás, la puesta en escena es sencilla pero muy pertinente con esos hilos radiales (y familiares) que llegan (o salen) de una máquina de coser que al final ella misma descompone para componer un homenaje emotivo a una memoria histórica que aún sigue pendiente de ser recuperada en tantas cunetas españolas. También ha sido muy acertada esa presencia masculina silente que aún subraya más las ausencias con las que ella habla y por las que ella sufre. En el día en que por primera vez un presidente español ha prometido su cargo sin tener un crucifijo delante, ha sido especialmente emocionante ver esta obra. Y también ese epílogo en el que Laura Toledo se ha puesto una camiseta negra con tres palabras impresas: pasado, presente, futuro.