domingo, 27 de marzo de 2016

Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales

Texto y dirección: Denise Despeyroux.
Producción: Centro Dramático Nacional.
con Ester Bellver, Juan Ceacero, Cecilia Freire y Ascen López.
 
27 de marzo de 2016. Teatro María Guerrero (Sala de la Princesa), Madrid. 90’ aprox.


Luz quiere que Andrómeda la suplante en los encuentros familiares para que Aurora, su madre, no sufra por su muerte. Son dos hermanas gemelas que viven separadas y se quieren mucho. Pero que no comparten el aprecio de la madre. Luz vive lejos pero siempre lo tiene. Andrómeda nunca se va pero no lo consigue. En esta constelación familiar también están el primo Oliver y la tía Casandra. Oliver tiene una relación especial con Andrómeda y Casandra (o Marisa) la tiene con Aurora.

Nadie mejor que Denise Despeyroux para leer el mensaje de Anatoli Vassiliev en este Día Mundial del Teatro. Lo hace antes de que comience una función que tiene mucho que ver con La realidad, aquel extraordinario monólogo (que inauguró hace dos años y medio el off del Niemeyer) en el que Fernanda Orazi se desdoblaba para interpretar a esas dos gemelas siendo Andrómeda en Avilés y Luz en la India a través de una pantalla. Denise Despeyroux había pensado antes esta historia, pero se adelantó La realidad que fue estrenada en el Fringe madrileño de 2012. Las dos tienen mil capas y unos textos poderosísimos que aún crecen más con las magníficas interpretaciones de Fernanda Orazi y de Cecilia Freire en los papeles de las dos gemelas, de Juan Ceacero en el de ese primo afable que se entiende de maravilla con Andrómeda, de Ascen López en esa madre capaz de amar al director de El Corte Inglés pero no de percibir el amor de su hija y de Ester Bellver en el de esa tía que está de vuelta de todo tras sus experiencias con la Ayahuasca en la selva. En La realidad encuentro más hondura reflexiva en el texto. Quizá porque la presencié primero, quizá porque la traigo recién releída de camino a Madrid o quiza porque no deja de ser un soliloquio (aunque sea a dos voces). Pero en Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales hay más ironía y más relieve teatral con momentos de inteligente comicidad como los de esa Andrómeda que se hace más presente cuando supuestamente está ausente. Las dos obras conforman un universo excepcional creado por esta singular dramaturga de la que he tenido la suerte de ver cuatro obras entre las que no soy capaz de decir cuál me gusta más. Al final de la representación, con el público más que cautivado en esta íntima Sala de la Princesa, tuvimos la suerte de poder seguir una hora más hablando con la directora y con los cuatro actores. Unos intérpretes que aún lo son más porque, además de encarnar magníficamente a esos singulares personajes, han demostrado una gran lucidez hermenéutica en este encuentro con el público al aportar mil matices sobre la forma en que prepararon su relación con ellos. A la salida felicité a Denise y le recordé que en Avilés siempre será bien recibida. Ella me dijo que Antonio Ripoll sigue con ganas de llevar al Niemeyer esa joya de teatro en 3D que es Carne viva. Ojalá que pronto lo consiga.