producción: Festival de Mérida, Teatro Circo Murcia y Metaproducciones
con Mario Gas, Sergio Peris-Mencheta, Tristán Ulloa, José Luis Alcobendas, Agus Ruiz, Pau Cólera, Carlos Martos y Pedro Chamizo
13 de junio de 2014. Centro Niemeyer (Auditorio), Avilés. 90’ aprox.
La amistad y el honor en el dilema de Bruto. Las premoniciones sobre los idus de marzo. La conspiración y el magnicidio. Los discursos de Bruto y Marco Antonio. La guerra con Octavio. Y finalmente los suicidios de Casio y de Bruto. Todo ante un obelisco que se derrumba y unas sillas que se descolocan.
"Cuántas veces los siglos venideros verán representar mi historia en lenguas y países aún por nacer". Con esas palabras comienza la obra. Luego las repite Marco Antonio y todos pensamos en Shakespeare. En su capacidad para crear arquetipos. Como los de esta noche con un Tristán Ulloa impecable encarnando las dudas de Bruto, un Sergio Peris-Mencheta magnífico en el discurso de Marco Antonio y un Mario Gas con la presencia necesaria para hacer morir bien a este Julio César que casi parece secundario. La puesta en escena tiene en el auditorio del Niemeyer el espacio apropiado para entender la oportunidad del obelisco, de las imágenes de los rostros al fondo del escenario y de los discursos dirigidos a unos romanos convertidos en público en Mérida y en Avilés. La realidad frente a los ideales. El bien común frente a la libertad y el honor. La monarquía frente a los principios republicanos... Aunque Shakespeare sea siempre intemporal, este Julio César nunca ha podido estar mejor programado. En este junio de coronaciones y vientos republicanos la actitud de Bruto y la palabras de César tienen otro significado: "¿Tú también Bruto?, entonces caiga César".