Coproducción: Compañía Nacional de Teatro Clásico y Ron Lalá
con Juan Cañas, Iñigo Echevarría, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher y Álvaro Tato
28 de junio de 2014. Centro Niemeyer (Auditorio), Avilés. 90’ aprox.
El Quijote en el escenario. Y Cervantes también. El autor, los personajes y la historia creándose e interpretándose a la vez. Un sueño metaliterario hecho teatro.
Teatro magnífico y total. La novela de novelas en una experiencia escénica asombrosa. Hecha de luces verticales, músicas en directo, monturas invisibles, fardos de libros y arquitecturas intuidas. Una puesta en escena perfecta para un texto teatral sorprendente en el que Cervantes y la novela son dos personajes más. Construir un texto sobre el Quijote metería miedo a cualquiera. A Ron Lalá no. Ellos saben que la mejor manera de respetar a los clásicos es no tenerles ningún miedo. Quererlos mucho y hacerlos más nuestros y más de ahora. Las ironías, los guiños hilarantes y el entusiasmo interpretativo son su manera de acercarse a ellos. Y de deslumbrar con ellos. Los que vimos su estupendo Siglo de Oro, siglo de ahora ya lo sabíamos ("abro paréntesis, cierro paréntesis"). Pero los ronlaleros consiguen con este Quijote el más difícil todavía. La mirada, las maneras y la voz del caballero de la triste figura que interpreta Iñigo Echevarría serán ya inolvidables. Su personaje y los de sus magníficos compañeros componen un Quijote tridimensional en el que se rompen los límites de la página y la cuarta pared para hacer posible una relación fascinante entre el autor, el espectador y la obra. Al final, como correspondía, todo el auditorio del Niemeyer puesto en pie y aplaudiendo largamente. Sabiendo reconocer que acabábamos de ver algo grande.