de David Ives. Dirección: David Serrano.
producido por Teatro Español, Vaca estudio, Zoa producciones, Milonga producciones, Tinnitus y Scenic Rights.
con Clara Lago y Diego Martín.3 de mayo de 2014. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 90’ aprox. Estreno absoluto.
Diego del Pino está preparando una adaptación teatral de La venus de las pieles, la novela de Leopold von Sacher-Masoch. Al final de una jornada de pruebas llega al teatro Vanda, una actriz que se llama como el personaje. La actriz y el director interpretan la obra. Mientras dialogan entran y salen de los personajes interpretando también el significado de la historia.
La culpa es de Polanski. Por su extraordinaria película sé que La venus de las pieles no es una comedia. Por eso no me ha hecho gracia que esta noche haya hecho tanta gracia esta historia. Reconozco que Clara Lago se deselvuelve con soltura en las partes en que su personaje es el de una actriz. Y que tiene mucha frescura. Pero precisamente por eso es ella misma la que corta la intensidad de su otro personaje. El de esa Vanda de Leopold von Sacher-Masoch que dice cosas tan serias. Que dan tanto que pensar y que sentir. Cosas que debe decir el personaje de una mujer muy inteligente y muy voluptuosa. Y esto último no lo puede ser (al menos todavía) Clara Lago. Sus otras gracias opacan a esa Vanda que el público parece querer que se calle para que vuelva la otra, la de la dulce comedia. Ese desequilibrio afecta, además, al personaje del director que se queda sin espacio para hacerse verosímil. Para que podamos entender su evolución desde el distanciamiento inicial hasta su atracción fatal por Vanda. Así que se hace más fácil imaginar que el personaje que interpreta Diego Martín quiera tomarse unas cañas con la joven actriz que tener una relación sadomasoquista con ella. Pero, ya digo, la culpa es de Polanski que (con permiso de David Ives) me hizo ver en el cine una obra de teatro inmejorable.