sábado, 22 de noviembre de 2025

1936

Texto: Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga. Dramaturgia: Albert Boronat y Andrés Lima. Dirección: Andrés Lima
una producción del Centro Dramático Nacional.
con Mamen Camacho, Cristina Arias, Antonio Durán “Morris”, María Morales, Paco Ochoa, Guillermo Toledo y Juan Vinuesa.


22 de noviembre de 2025. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés. 255 aprox. (con dos descansos de 10

El shock de 1936. El del golpe de Estado que se estuvo preparando desde 1931. El que dio lugar a una guerra que duró tres años. Aquella que, por la Gracia de Dios, impuso una dictadura que terminó hace ahora medio siglo con la muerte del pequeño generalísimo. 

Una obra magna. Tras el Shock 1 y el Shock 2, Andrés Lima (con Albert Boronat, Juan Cavestany y Juan Mayorga) lo ha vuelto a hacer. Son cuatro horas y cuarto que pasan en un suspiro. Es teatro total y coral en el que veinticinco intérpretes muestran qué es una guerra y nos enseñan cómo fue y qué supuso la de 1936. Tres cuartas partes son jóvenes que hacen mucho más que cantar y figurar. El resto se desdoblan para encarnar a seres abyectos (los generales, los falangistas, los que prepararon "lo otro"...), a políticos decentes (Azaña, Clara Campoamor...) y a las víctimas de aquella tragedia cuyos ecos aún resuenan en estos tiempos convulsos. 1936 es teatro mayúsculo. Por la forma y por el fondo. La forma nos hace sentir dentro de la obra con tres pantallas y tres gradas en el escenario que hacen que todos tengamos a una parte del público enfrente. En medio contemplamos momentos terribles de aquella tragedia (las brutalidades de Yagüe en Badajoz, la desbandá, el asedio de Bilbao, el bombardeo de Guernica...), escuchamos los discursos incalificables de quienes la detonaron y asistimos a las decisiones malignas de Franco que la prolongaron sádicamente. Como sucede con el Guernica, 1936 impresiona en conjunto y también en cada parte. Es un relato revelador de un momento crucial de la historia de España. Y también reparador, porque pocas veces un escenario ejemplifica tan claramente las virtudes catárticas del teatro. Es un documento necesario que habría emocionado a quienes tanto sufrieron y callaron y tantas veces nos advirtieron del riesgo de significarse. En el encuentro del jueves (20 de noviembre), Albert Boronat, Juan Cavestany y Andrés Lima nos comentaron el proceso creativo que, desde la documentación a los ensayos, ha ido dando forma a esta gran obra que, además de formativa, catártica y reparadora, es también poética. Lo es en ese impresionante duelo a garrotazos entre dos contendientes intemporales o ese final en el que, desde el abismo del olvido (como en el libro de Paco Roca), parecen emerger de debajo de una gran bandera republicana aquellos que siguen demandando su sitio en los cementerios y en la historia de España.