viernes, 12 de abril de 2024

Vania x Vania (versión 2)

texto y dirección: Pablo Remón.
una producción de Teatro Español y Teatro Kamikaze.
c
on Javier Cámara, Juan Codina, Israel Elejalde, Marta Nieto, Manuela Paso y Laura Galán.


12 de marzo de 2024. Centro Niemeyer (auditorio), Avilés. 120’ aprox.

Una familia y un médico en una casa de campo. La familia es diversa. Están el tío, la sobrina y la señora que los cuida. Y también el escritor y su mujer urbanitas que han venido para quedarse a vivir en ella o para que se venda. El conflicto es puntual y múltiple. Pero también esencial y existencial.

A la izquierda el exterior de una casa de campo rusa de hace más de cien años. A la derecha el de otra casa en un pueblo castellano de hoy. El tío de la izquierda es Vania. El de la derecha es Iván. A la izquierda hay más Chèjov y menos Remón. A la derecha sigue siendo El tío Vania, pero también resuenan los ambientes y lenguajes de obras anteriores, especialmente Los Mariachis (y hasta el acento de Luis Bermejo). Ayer no pude ver la versión 1 (la veré mañana en Gijón), pero creo que lo de versión 2 pudiera no ser ordinal, sino, más bien, espacial. Pablo Remón ha querido hacer con Chéjov algo parecido a lo que hizo con Lorca en Doña Rosita anotada. Allí el presente (su presente en primera persona) se intercalaba con el tiempo de la obra. Aquí ha querido que sea ese espacio doble el que represente los dos tiempos que ya albergaba tácitamente el texto de Chèjov. Aquellos rusos rurales con problemas existenciales aludían a un futuro remoto que es nuestro presente y Remón hace dialogar esos dos tiempos con solo dividir el escenario. Pero esta versión  de El tío Vania no es compartimentada ni intercalada. Los personajes pasan de un espacio a otro (y de un tiempo a otro) sin que se adviertan más cambios que las anécdotas y los lenguajes. Así, Pablo Remón confirma la intemporalidad de Chèjov. Y no solo porque su obra anticipara temas como la conservación de la naturaleza o la necesidad del cuidado, sino porque lo esencial de todas las vidas es lo que se muestra y se oculta en su cotidianidad. Javier Cámara está perfecto en los dos tonos de sus Vanias. Como también lo está Israel Elejalde interpretando con su fuerza habitual a ese médico desencantado y enamorado. O Juan Codina, intensísimo en el papel de ese escritor patético. Y, por supuesto, también Marta Nieto con el personaje de esa Elena, tan guapa, indolente y lucida, que encandila al Tío Vania y al médico; Manuela Paso, encarnando a esa Marina que destila la sensatez propia de los afanes domésticos; y Laura Galán (que ya estaba superlativa protagonizando Cerdita) y que aquí ha hecho un trabajo magnífico sustituyendo a Marina Salas (lesionada) en el papel de Sonia. Así que mañana, y con muchas ganas, me espera más Tío Vania en Gijón.

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