viernes, 13 de enero de 2017

Invencible

de Torben Betts. Dirección: Daniel Veronese.
Trasgo Producciones.
con Maribel Verdú, Pilar Castro, Jorge Bosch y Jorge Calvo.

13 de enero de 2017. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 95’ aprox.


Una pareja de clase media alta deja Madrid y se va a vivir a una zona de clase media baja. Quieren integrarse en el nuevo entorno, así que entablan relación con un matrimonio vecino formado por un tipo orondo y cervecero apasionado por el fútbol, el ejército español y Chiquito de la Calzada, y por una mujer de bandera que no habla mucho pero dice las cosas claras. Todo eso es demasiado para el progresismo de la recién llegada y la libido de su marido. Así que la desaparición del gato Invencible motivará algunos malentendidos entre estas parejas a las que vemos en modo comedia y también en modo drama.

Tras ¿Quién teme a Virginia Wolf? y Bajo terapia Daniel Veronese sigue aprovechando su notable capacidad para generar risas y aplausos a partir de confrontaciones matrimoniales. Esta vez ha contado con cuatro actores que están estupendos en una obra cuyo planteamiento podría haber dado tanto juego como el de Un dios salvaje de Yasmina Reza. Sin embargo, ni las buenas interpretaciones del cuarteto ni la eficaz puesta en escena de Veronese consiguen ponerla a salvo de los defectos del texto. Torben Betts hace trampas, conjuga mal la comedia con el drama y muestra unas querencias bastante conservadoras. Estas afectan especialmente al personaje que interpreta Maribel Verdú, al que Betts parece detestar presentándolo como una progre histérica que no se entera de mucho y que, a pesar de sus discursos liberales, tiene en su condición de madre culpable la clave que explica su conducta disonante. Por lo demás, los desequilibrios de la historia también afectan a los abruptos saltos de la comedia al drama. Muy eficaces para que el público pase rápidamente de la risa al silencio, pero basados en algo tan discutible como obviar por completo el drama del hijo muerto hasta la mitad de la obra y explicar a partir de él la conducta de ese personaje femenino tan maltratado por Betts. Ese terrible drama familiar contrasta excesivamente con la comedia ligera que es mayormente Invencible. Por lo demás, Betts manipula (y reconforta) al público (burgués) presentándole como ajenos, pero muy entrañables, a los dos personajes vulgares y haciendo que se identifique con ese marido que tiene que soportar a la progre pero que finalmente decidirá que la familia regrese a La Moraleja (que también lo es de la obra). Así, esos tres personajes (y el público) se reconocen muy distintos de esa mujer que resulta trágicamente ridícula. Tanto que, aunque Torben Betts no nos lo diga, en su país ella votaría laborista y aquí seguramente a Podemos.