Producciones Teatrales Colaterales.
con Julián Ortega.
25 de abril de 2014. Centro Niemeyer (Club), Avilés. 95’ aprox. (con descanso). Ciclo Off-Niemeyer.
Tres historias legendarias de Dario Fo. En La tigresa un soldado herido de la Larga Marcha China se refugia tras una tormenta en la cueva de una tigresa que lo adopta y luego lo sigue. El primer milagro del niño Jesús se inspira en un evangelio apócrifo que cuenta los curiosos juegos de un dios niño palestino y lo pesado que se pone con su padre. Por último, Ícaro y Dédalo sitúa a los dos en el laberinto y muestra la inteligencia con que el segundo lo diseñó y los motivos por los que el primero huye desde él hacia el Sol.
Hace casi treinta años Pepe Rubianes Sin palabras. Hace casi cinco Sergi López Non solum. Y esta noche Julián Ortega. Tres hitos sobre lo que puede llegar a hacer un actor solo en un escenario. Completamente solo. Sin más compañía que la luz (y una pequeña máscara para estar divino en la segunda historia). Su capacidad expresiva es deslumbrante. Nos hace reir. Nos hace pensar (en eso le ayuda Dario Fo). Nos hace ver a un chino que sufre. Entrar en una cueva y ver a la tigresa y su tigretón. Olemos los asados que para ellos prepara. Asistimos a las refriegas con las tropas de Chiang Kai-shek. Vemos al chiquillo Jesús. A su padre. Al niño al que elimina y luego resucita. Vemos los espejos del laberinto de Dédalo. Chocamos contra las paredes con su hijo. Salimos de allí volando con ellos. Vemos las alas de Ícaro y oímos el aire a su alrededor. Y la tierra queda lejos. Como el propio club del Niemeyer esta noche con Julián Ortega. Porque él nos saca de allí. Vemos con él lo que no hay. Porque allí solo está él. A cuerpo limpio. Es la magia de un teatro total. Nos cuenta historias que vemos sin verlas, que nos hacen reir sin trucos. Y que también nos hacen pensar. Nadie debería perdérselo. Ha sido un lujo contemplar esta interpretación máxima en este espacio mínimo en una noche que ya será inolvidable.