Producen: Teatro Español, Secuencia 3, Pedro Hermosilla y SOM.
con Silvia Marsó, Carlos García Cortazar, Alejandro Arestegui y Pilar Gil.
19 de junio de 2015. Centro Niemeyer (Auditorio), Avilés. 115’ aprox.
Amanda Wingielfd es una madre dominante que se vanagloria de los diecisiete pretendientes que llegó a tener en su juventud. Y que lamenta haberse casado con un hombre que la abandonó hace tiempo. Tom y Laura son sus hijos. Él se siente frustrado trabajando en una zapatería y quisiera vivir otra vida. Ella tiene una cojera y pasa el tiempo jugando con figuritas de cristal. Amanda teme por el futuro de su hija y quiere encontrarle un marido. Jim, un amigo de Tom, quizá podría servir.
Drama familiar con toques de sátira. La ternura y el humor se dan cita desde las primeras escenas. No lo digo yo. Está en el dossier de la obra. Así que ya está dicho todo. Un dramón de tomo y lomo con momentos en los que el público se ríe. Y no porque esté entendiendo mal lo que le pasa a esta familia sureña, sino porque está previsto que la cosa tenga gracia. Uno se pregunta si tiene sentido llevar a los escenarios historias como esta. Y la respuesta suele depender de la calidad de la adaptación y del montaje. De si la reinterpretación del drama del autor venerable hace que lo que cuenta tenga sentido aquí y ahora. Pero El zoo de cristal me ha parecido esta noche tan poco interesante como si fuera de metacrilato.