sábado, 18 de enero de 2014

El intérprete

dramaturgia de Álvaro Tato. Dirección musical de Tao Gutiérrez.
Factoría Madre Constriktor
Asier Etxeandía (intérprete), Tao Gutiérrez (percusión y electrónica) Guillermo González (piano) Enrico Barbaro (contrabajo)


18 de enero de 2014. Centro Niemeyer (Auditorio), Avilés. 120’ aprox.

1984. El futuro según Asier Etxeandía. Un niño de nueve años que se imagina en su habitación como un gran intérprete. Cada noche canta, actúa y sueña frente a sus amigos invisibles. El público imaginario de un gran teatro. Por ejemplo, el auditorio del Centro Niemeyer. Por ejemplo, esta noche.

"Seguiré cantando solo, para no estar solo". Lo dice Asier Etxeandía al final de esta noche eufórica. Ha sido fiel a su promesa infantil. Ha alcanzado su sueño de ser intérprete. Y de interpretar en un escenario su propio sueño. Canta, baila, imita, evoca, ironiza... Y con él todo el público que esta noche abarrota el auditorio y disfruta en pie de un espectáculo musical contagioso. Aquel Josefino canalla de La Chunga de Vargas Llosa que tanto me gustó el pasado mayo en el Español es ahora un histrión musical ecléctico (Lou Reed, Camilo Sesto, Janis Joplin, Carlos Gardel, David Bowie, Chavela Vargas...), un cantante poderoso y un actor cautivador. Un niño grande capaz de controlar prodigiosamente los resortes del contagio de emociones a un público entregado y participativo. Como aquellos amigos invisibles que poblaban su habitación hace treinta años.

viernes, 17 de enero de 2014

La anarquista

de David Mamet. Versión y Dirección: José Pascual. 
Una producción del Teatro Español.
con Magüi Mira y Ana Wagener.

17 de enero de 2014. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 80’ aprox.

Un diálogo crucial entre Cathy y Ann. Entre la reclusa y la funcionaria. Cathy lleva décadas penando su violento anarquismo juvenil. Del informe de Ann depende su libertad. La entrevista se convertirá en una introspección bilateral. Porque las dos están al final de unas vidas prisionadas.

Si fuera cine sería un plano secuencia de casi hora y media. Con la cámara fija. Concentrada en esas dos mujeres que parecen reinterpretar la dialéctica del amo y el esclavo en clave carcelaria. Y en un escenario completamente desnudo. Pensado para dar que pensar sobre problemas mayores. Como el de las derivas del imaginario colectivo que, sobre el delito y la culpa, parecen reclamar la vigencia de los verbos foucaultianos. Vigilar y castigar. No para redimir. No para reinsertar. Para satisfacer pasiones viscerales que se hacen más intensas cuando el otro al que se dirigen es lejano y difuso (el terrorista, el criminal...) y el yo que las reivindica se convierte en colectivo. Un nosotros empeñado en parasitar a la víctima. Para que sea una condición esencial, no una circunstancia. Así, la compasión y el perdón quedan excluidos para siempre con la coartada de que el otro demonizado no los tuvo en cuenta cuando cometió su crimen. Ese crimen cuyo castigo no debería terminar nunca. David Mamet nos habla de todo eso. De enfermedades sociales que siempre acechan. Y lo hace acercando al máximo el dilema. Humanizándolo. Haciendo que el nosotros esté representado por la funcionaria fria que no reconoce sus pasiones, y el otro por la vieja anarquista que busca solo el perdón de su padre. En un espacio invisible, pero cercano, estarían también las familias de las víctimas. Y al otro lado nosotros. Asistiendo a esta reflexión sobre las pasiones, las culpas y las penas. Las actrices han estado magníficas. Especialmente Magüi Mira de la que nunca olvidaré su interpretación en Ella imagina, la obra con la que Juan José Millas se estrenó como dramaturgo en este mismo teatro. Fue un monólogo intenso en aquella noche memorable de diciembre del noventa y tres en la que el autor subió al escenario tras la función y siguió abriendo armarios imaginarios para comentarnos los consejos de su madre sobre la chaqueta que debía llevar en aquel estreno. Para todos han pasado veinte años. Tiempo suficiente para que (aunque el personaje de Ana Wagener se empeñe en negarlo) la anarquista de Mamet sea ya otra mujer. Magüi Mira no. Ella sigue siendo una actriz impresionante.