Factoría Madre Constriktor
Asier Etxeandía (intérprete), Tao Gutiérrez (percusión y electrónica) Guillermo González (piano) Enrico Barbaro (contrabajo)
18 de enero de 2014. Centro Niemeyer (Auditorio), Avilés. 120’ aprox.
1984. El futuro según Asier Etxeandía. Un niño de nueve años que se imagina en su habitación como un gran intérprete. Cada noche canta, actúa y sueña frente a sus amigos invisibles. El público imaginario de un gran teatro. Por ejemplo, el auditorio del Centro Niemeyer. Por ejemplo, esta noche.
"Seguiré cantando solo, para no estar solo". Lo dice Asier Etxeandía al final de esta noche eufórica. Ha sido fiel a su promesa infantil. Ha alcanzado su sueño de ser intérprete. Y de interpretar en un escenario su propio sueño. Canta, baila, imita, evoca, ironiza... Y con él todo el público que esta noche abarrota el auditorio y disfruta en pie de un espectáculo musical contagioso. Aquel Josefino canalla de La Chunga de Vargas Llosa que tanto me gustó el pasado mayo en el Español es ahora un histrión musical ecléctico (Lou Reed, Camilo Sesto, Janis Joplin, Carlos Gardel, David Bowie, Chavela Vargas...), un cantante poderoso y un actor cautivador. Un niño grande capaz de controlar prodigiosamente los resortes del contagio de emociones a un público entregado y participativo. Como aquellos amigos invisibles que poblaban su habitación hace treinta años.